Con el objetivo de explorar los límites de la adaptabilidad humana al aislamiento y medir la capacidad del cerebro para afrontar cambios drásticos en su entorno habitual, nació el proyecto “Deep Time”: un grupo de ocho hombres y nueve mujeres han pasado 40 días en una cueva; sin relojes, teléfonos o luz solar (de hecho, han debido generar electricidad por turnos, gracias a una bicicleta de pedales).
El experimento finalizó hace escasos días y ha tenido lugar el Francia, contando con un presupuesto de 1.4 millones de dólares.
Los científicos implicados han monitorizado los patrones de sueño, las interacciones sociales y las reacciones de comportamiento de los 15 participantes. Con este material, esperan tener pronto conclusiones concluyentes del estudio.
“Por una vez en la vida, hemos tenido la posibilidad de presionar el botón <pause> y ralentizar el ritmo frenético que adquieren nuestras vidas con el paso de los años. No sabemos cuál será la resolución de la investigación, pero ha merecido la pena” informaba una de las mujeres involucradas.