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A ti: Gracias por todo lo que me “quitaste”

Por Iliana Tarinda Flores.- Cuántas veces nos hemos preguntado: ¿por qué? Cuantas veces hemos sentido un odio profundo por esas personas que aparecieron en nuestra vida y nos “quitaron” algo: una pareja, un objeto, un pensamiento, una idea.

El coraje que se siente es profundo, la ira ciega y nos vamos “con todo”: los pensamientos, acciones, palabras o mínimo desdenes más agresivos que se nos ocurren.

Hay un evento de estos en especial que nos lleva al límite de nuestros sentidos, al límite de sufrimiento, a preguntarnos, “debe haber otra forma”. Y empieza la búsqueda, que yo diría, continúa, la búsqueda de encontrar el por qué no nos sentimos felices o por qué es temporal ése estado. Y digo continuar porque a lo largo de nuestra vida hubo destellos que nos indicaban hacia dónde buscar: en nosotras mismas.

Hay muchos caminos: meditación, yoga, baile, aeróbicos, reiki, teorías, libros, etc., donde pretendemos encontrar la respuesta “peladita y a la boca”, pero simplemente no hallamos estabilidad pues saliendo de clase o dejando de leer continuamos con nuestros “miles de pendientes” y lo “zen” lo dejamos en el aula.

Y llega, llega ése momento donde ya no quieres seguir, donde ya no hay preguntas que no hayas hecho, donde te sientes al límite del desconsuelo. Y “maldices” el momento, la persona o lo que sea que te llevó ahí.

Y por fin volteas y te quedas ahí: a ti misma.

Cuando en verdad quieres La Respuesta debes saber que emprenderás un largo camino de respuestas, dolorosas respuestas que te irán quitando las capas de creencias con las que te formaste los últimos x-pico de años y te enfrentarás a que tú solita, nadie más, fuiste la causante de tu “sufrimiento”

Cuando inicias el camino a La Verdad esto es lo que más cuesta trabajo, hacerte responsable del 100% del 100% de tus acciones, no hay de otra. La noticia buena es que cuando “te cae el veinte” de este concepto empieza la tranquilidad, inicias en esto que se llama seguridad, certeza. Ves todo de diferente manera, te sientes a salvo porque Sabes, así con mayúsculas, Sabes que todo depende de ti (que en realidad, la única decisión es dejar el control en manos de quien sabe) y al mismo tiempo entiendes que Nada fue tu culpa (porque no sabías que estabas “programada”), que sigues siendo tan inocente como antes de nacer.

Ya estando acá, le das gracias a cada persona que te “quitó” algo pues entiendes que estaba sólo para ser tu ayudante en el camino de regreso a casa, es decir, elevar tu auto-conocimiento y saber quién eres en realidad.

Siempre, como los cohetes, el inicio es lo que cuesta más trabajo, después, por si mismo continúa el viaje. Siente tu miedo segura de que es la última vez que lo sentirás, después, es puro amor lo que te invadirá.

 

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