Por Isa Campillos.- Si tu sabes quién eres,
no tienes que encajar en ninguna parte.
Si tu te reconoces libremente,
no te acoplarás a nada que no seas.
A nada que te empequeñezca.
Sencillamente,
te cansarás.
Pero cuando no sabes quién eres,
entonces,
pretenderás encontrar “tu lugar”.
Te conformarás con medias tintas.
Con mentiras disfrazadas de verdades.
Con verdades a medias.
Si sabes quién eres,
sabrás que existe un trono para ti.
Creado por y para ti.
Amoldado a ti, y no a la inversa.
Para que no tengas que acurrucarte, porque no cabes.
Si no un lugar espacioso y bello.
Así que,
en lugar de buscar tu lugar…
Puede que lo que tengas que hacer es reconocerte.
Reconocer tu esencia y sentirla.
Tan fuerte, que nada pueda hacerte separar de ella.
Que a la mínima agresión o sentimiento extraño se aleje de la fuente de sufrimiento.
Porque tu no eres ni el reflejo de lo que otros ven de ti, según su proyección, sus pensamientos y sus vivencias.
Tu apariencia no te define.
Ni tu forma de ser, ni tus capacidades intelectuales.
Te define tu esencia, eso es lo que eres.
Y tu magia, no cabe en todos los lugares.
Ni tampoco, todos los lugares son para ella.
Cuida a tu esencia y dale brillo, porque te acompañará toda la vida.