Por Damián Daga.- Nada es casual. Como ya todos sabemos, nos encontramos claramente inmersos en un proceso de transición estructural y sistémica profunda y, para muchos, traumática. Ahora se ven los efectos de todo lo causado en siglos anteriores: contaminación, agotamiento de los recursos, corrupción… Todo demuestra el agotamiento de las viejas estructuras de poder, de las viejas ideas, de los viejos estilos de vida que ya no encajan con nuestras vidas ni con los destinos que queremos para nosotros y nuestros descendientes.
Debemos comprender que el tiempo, la existencia, no son algo lineal. Todo en el Universo se mueve por ciclos y un viejo ciclo acaba para que empiece uno nuevo, como el día sucede a la noche y viceversa. Cada ciclo tiene unos parámetros, unas rutinas, unos tiempos… Para que nos entendamos, tras una larga noche en la que hemos tenido todo tipo de sueños y sufrido más de una pesadilla, nos encontramos en los minutos previos al alba, se nos hacen muy largos, sentimos el frío y la oscuridad con intensidad, ya no vemos las estrellas en el cielo. Son, creemos, los momentos más oscuros. Precisamente antes de amanecer y despertar a un nuevo día, descubrir que solo soñábamos y volver a ser felices, cambiando nuestra actitud y modo de pensar y ver las cosas, de “soñantes” a “despiertos”, tomando conciencia, control sobre nuestras existencias. Pero en este nuevo día, todo es nuevo, todo está por hacer, todo está por construir, por crear, por fabricar… pues es un nacimiento, no lo olvidemos. Es bueno recordar para saber qué hacer y qué no, la vida no nos va a dar otra oportunidad tan sublime hasta un nuevo amanecer dentro de otro par de milenios.
El próximo 21 de diciembre celebraremos la gran Navidad de Acuario con un nuevo mundo y los nuevos individuos que seamos cada uno de nosotros como regalo de conciencia. Hasta entonces, trabajemos, engalanemos esta celebración con nuestro crecimiento en consciencia, con nuestra limpieza personal y espiritual, desprendiéndonos de nuestros viejos odres y adquiriendo odres nuevos, basados en el amor: caridad, respeto, misericordia, empatía, generosidad, amabilidad…
Viene la luz, transmitámosla.