Por Isabel Maria Campillos Pérez.- Aceptación es no violencia.
Cuando aceptas cada circunstancia tal como está siendo, acaba desapareciendo.
Cuando piensas que estás sumido en la derrota, de repente viene un tsunami que te descoloca.
Aceptación es liberación.
Cuando entiendes que no tienes control sobre nada, eres libre.
Cuando comprendes que tienes poder sobre todo, te haces invencible.
Aceptación es no frustración.
Cuando eres capaz de no ofuscarte con tu situación, aprendes la lección.
Cuando te abres a lo bello que te pone el vello de punta, entiendes que dolor no es sinónimo de temor.
Aceptación es rendirse ante el miedo.
Cuando te rindes te abres a lo que venga y dejas de anticipar dolencias y padecimientos inciertos.
Cuando te rindes descubres la verdadera respuesta sutil que anida en ti.
Aceptación es no complot
Cuando asumes que la verdadera y única posibilidad es arrodillarte ante ti mismo, ya no puede haber control ni manipulación posible.
Cuando ya no permites el daño ajeno se convierta en tu veneno, dejas de hacerlo a los demás.
Aceptación es amor incondicional
Cuando aceptas estas amando, mientras que cuando gobiernas estás utilizando el dolor del otro para cubrir tu no – aceptacion.
Cuando amas no utilizas sino empatizas para que el otro sea libre.
No enjuicias, no proyectas tu propia demencia, esa que te hizo olvidar quien eras…
Realmente.