Por Miriam Valer.- Nuestros padres nos dieron la vida como expresión del amor que sentían uno por el otro.
En agradecimiento a aquel amor recibido el hijo agradece ahora en correspondencia y avanza por la senda amor iniciada por sus padres.
Los padres le entregan el manto y el anillo de poder que son los dones del hijo, el esplendor del hijo.
Agradecer es resplandecer, damos esplendor y recibimos esplendor en todas las áreas de nuestra vida.
El agradecimiento honra nuestros caminos y da luz a nuestras almas.
Amar incondicionalmente es amar sin condiciones es amar porque provengo del amor y devuelvo el amor a la vida sin condiciones. Es decirte: -Te amo porque existes
La Biblia dice: «Aquel que honra a su padre y a su madre será bendecido».
Darse cuenta de esto y vivir conforme a esta ley universal es entrar con buen pie por el camino de vida.
Miriam Valer