Aunque la ciencia ya había establecido que los alimentos ultraprocesados están directamente relacionados con enfermedades como la obesidad, la hipertensión, la diabetes o el cáncer, un reciente estudio demuestra que los efectos adversos van mucho más allá.
El estudio se ha desarrollado en España, contando con 886 personas mayores a los 55 años.
Los participantes se dividieron en 4 grupos, según el nivel de consumo de alimentos ultraprocesados por día. A todos ellos se les tomó muestras de saliva y, una vez analizada genéticamente, pudieron confirmar lo siguiente:
Los grandes consumidores de estos alimentos poco saludables, duplicaban el riesgo de tener telómeros cortos en su organismo (los telómeros son estructuras protectoras necesarias para el correcto funcionamiento de nuestras células. Al envejecer, las células se dividen y estos telómeros se acortan). Es decir, ya que la longitud de los telómeros se considera un marcador de la edad biológica a nivel celular, tener un alto porcentaje de telómeros cortos es directamente proporcional a envejecer.
Los alimentos ultraprocesados (cada vez más frecuentes en nuestra despensa) suelen contener aromas, colorantes, emulsionantes, aceites hidrogenados, almidones modificados… Ya podemos decir que, todo esto, además de desencadenar enfermedades, acorta la vida.