Por Javier G. Delgado.- Es posible que necesitemos un tiempo para permitirnos comprender «el mundo del amor» entre dos entidades que SON UNA y, llegar a la comprensión o cambiar la forma de ver (en este caso, desde un enfoque sano), cómo funcionan dos individualidades siendo una UNIDAD. Para llegar a esto, hay que partir de la base de pensar en dos como uno sólo.
Mi saber, ocupando una templanza nueva a cada instante por cada una de las cosas que se pueden sentir dentro de lo inevitable, ocupando también lo ansiado, auto-estimula el conocimiento nada mejor de quedar atrapado por el amor al que se puede llegar al estar mi alma gemela en mi (nuestro) mundo de apasionamiento, de aroma a éxtasis en el que no hay lugar a lo prohibido, ni a los secretos y no hay espacio para volver atrás… Es algo así como cuando estás en un estado muy creativo y, al terminar esa gran obra emotiva nacida del mundo de las emociones bien agradables, te motiva más, y, te recreas en ella. Es un viaje sin fin, mirando y respirando por la ventanilla de cristal cuántico, el olor congénito, interminable de toda la naturaleza del campo. Así veo a mi alma gemela, serena entre las miradas de las flores que recorren mi interior metafísico, de los colores que rebosan por dentro y, salen fuera abarcando cuantas emociones cruzan, suben, bajan, revolotean por el ambiente sin definición y alegre.
EL PROCESO PARA EL REENCUENTRO
El alma gemela APARECE SOLA. No es llamada por teléfono, buscada entre la gente, no está en ninguna terraza a donde puedas ir a conocerla y tomar un café para ver si te gusta o si te cae bien. No está en google, no viene por el fax y aparecerá de cualquier forma inesperada. ¿Entonces…, porqué la esperas?
No estamos hablando de un proceso superficial, de ningún encuentro «fortuito o casual» (tal como se ha entendido hasta ahora). Nada de eso existe. Estamos hablando de la mayor importancia que le das a tu vida si puedes situarte a mirar a partir de Quien Realmente Eres.
Cuanto más la busques, más la alejas, o, dicho de otra forma: más estás reconociendo que vives desde una carencia, desde un enfoque de no tenerla. Cuando, siempre la tuviste, siempre existió, siempre fueron UNO, siempre van a vivir para seguir siendo uno (aunque en el teatro de la ilusión de las distancias físicas parezca otra cosa). Decimos con esto que tan solo es necesario poner la intención ecuánime, el deseo de ser UNO con el alma gemela y, olvidarse del asunto. Así, sin más. Y aparece sola en su momento, como todo, cuando ambas partes están lo suficiente preparadas para que juntas puedan continuar la evolución en la vida. No existe una preparación para dicho encuentro si una de las dos mitades, o ambas, están entretenidas buscando la forma de establecer una relación de pareja, ya que las almas gemelas no se reencuentran o no se recuerdan para entablar lo que siempre hemos entendido como pareja, una boda organizada (las bodas socio-religiosas intentan unir desde el concepto de separación) o, un continuar entendiendo la vida de uno, como si fueran “dos”. A groso modo explicado, deja de haber “dos” para convertirse en UNO en el momento del reencuentro. Vamos a explicar ese momento que nada tiene que ver con las ilusorias distancias físicas.
EL REENCUENTRO
Ahora queremos explicar en qué consiste una boda real: se da en el momento en que una parte energética de uno, entra en la individualidad física de la otra parte, y viceversa. Tiene que existir la reciprocidad en el proceso sin importar cuál de los “dos” entra antes en el «otro». En nuestro caso, una parte real de la individualidad del personaje llamado Leticia entró en la materia física del personaje llamado Javier y, tras esto, sucedió el mismo efecto reciproco. A partir de aquí, ya están casados ante el Sacerdote Real llamado Vida, o, Existencia, o, el Todo… (como quieras llamarle a lo innombrable).
Solo se dará así, si desde la individualidad existe un profundo deseo de amor integral, de alentar un estado puro de unión. Se dará si nos apartamos de las viejas formas de intervenir o confrontar la vida como muchos creyeron ciertas. No sucede desde el control del ego. Lo obtendrás desde la apertura de tu corazón, no puede reaparecer de otra forma. Todos llevamos una semilla profunda de alcanzar una unión en la que no haya problemas, es como una chispa siempre encendida que jamás nos abandona. Tal vez nunca te abandone esta semilla por Ser Quien Eres y, sin el tal vez, también se entiende, porque todos participamos de una forma u otra, de lo único que es real, del Amor que Somos Todos, de la energía viviente que todos y cada uno llevamos por dentro.
Nuestro gemelo abrazo.
Javier G. Delgado