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ALMAS GEMELAS

almas gemelasPor Ramiro Calle.- JAVIER LEÓN A RAMIRO CALLE

El plural es correcto porque están ahí y allí y en todas partes. A veces te cruzas con ellas y sientes como el corazón se vuelve loco, deja de responder a los impulsos de la razón y desemboca en una espiral de atrevimiento y osadía. Otras veces nos susurran en sueños, otras se convierten en nuestras ángeles custodias, vigilando que nuestras vidas sean lo más dulces posibles si somos capaces de conectar con ellas.

Estuvimos toda la vida buscando en el singular la fórmula verdadera, pero con el tiempo observamos que el universo es mucho más complejo y que dispone a su antojo de tantas fórmulas como seres lo habitamos. La mónada se divide y diversifica en almas que a su vez conforman vidas y vidas múltiples. A veces esas almas coinciden en espacios y en tiempos y ocurre la chispa, el reconocimiento, la admiración, la inclinación de nuestra vertical para conectar con su corazón amigo. Ese reconocimiento no es más que un destello de lucidez en un momento único e irrepetible. Las almas se miran a los ojos y penetran en la tierra irracional. Se reconocen y lo celebran con amor, con enamoramiento en nuestra confusión egoica. Pero aún así sigue siendo maravilloso. Amor en su estado más puro o enamoramiento en su estado más burdo. Pero sea como sea, algo milagroso.

Con el tiempo entiendes que ese flechazo es tan sólo un reconocimiento y que muchas veces nos empeñamos en arrastrar hasta la singularidad de lo concreto, de la relación estrecha, algo inabarcable. ¿Cuándo una verdadera relación basada en el amor puro puede ser estrecha y reducida? Nuestra miopía humana no nos deja ver esos pactos que van más allá de lo aparente y casual. No somos capaces de interpretar los encuentros, las relaciones más allá de lo superfluo.

No podemos entender que el amor verdadero es múltiple y nace y se dispensa desde la universalidad, desde ese maravilloso entender que sabe expresar y abrazar a todo ser sin importar sus grados o condiciones. Por eso, a lo largo de una larga vida no nos topamos con nuestra alma gemela, si no que lo hacemos con esa larga lista de almas gemelas que vienen y se van si conseguimos profundizar en el sentido exacto de esa mística relación. Por eso llega un momento en el que le debemos respeto y admiración a todos esos seres que vinieron para luego irse. Porque si de algo podemos estar seguros es de que volverán. Nunca se fueron, lo podemos sentir, lo podemos casi rozar con nuestro aliento. Siempre estuvieron ahí y siempre lo estarán. Vida tras vida. Y de igual forma debemos de estar abiertos a que otros puedan entrar en nuestras vidas y oxigenar nuestro espíritu con halos de amor, de aliento y belleza.

¿Por qué entonces encapsulamos las relaciones y asfixiamos al amor en estrecheces y corsés? Dejemos que el amor fluya y se manifieste con un abrazo sincero, con una mirada respetuosa, con un beso al buey y un canto a la paloma. Dejemos que brillen nuestros ojos cuando nos reconocemos y que la dulce emoción que nos recorre en cada encuentro, en cada camino, sea puro reflejo de la corriente de vida que nos atraviesa. No ceguemos nuestra mirada, no busquemos en los abismos de la estrechez respuestas inservibles. Dejemos que el amor se libere de nuestros preconceptos y dejemos que las almas gemelas entren en nuestras vidas para saludarnos, para interesarse por nuestros proyectos y si es menester, para compartir el plan de amor y de luz. Esta actitud ante el amor hará que se restablezcan las condiciones para el nuevo mundo. Veremos entonces como todos los seres sintientes forman parte de esa gran familia de almas que nacen todas de un mismo flujo de vida y amor. Todas, absolutamente todas.

RAMIRO CALLE A JAVIER LEÓN

 Me gusta el término «almor», es decir, «amor del alma». Por el amor al cuerpo se puede llegar al amor del alma, pero por el amor del alma se llega al amor profundo e integral hacia otra persona. La atracción es un fenómeno común e incluso a lo largo de una sola jornada te pueden atraer muchas personas. Incluso el enamoramiento, en mayor o menor grado o intensidad, tambien es un fenómeno bastante común; pero el verdadero amor, el que prevalece, es un amor del alma, profundo, a la par celular y anímico, que todo lo impregna, que siempre sobrevive.

Hay personas que al conocerlas, es más como si las reconociéramos. ¿Se reconocen las almas, los yoes profundos, los mensajes que se han quedado incritos en las células? ¿Se reconocen los alientos, las miradas, los suspiros, las seguridades y las zozobras, los consuelos y desconsuelos? Cuando surge una pesona que re-conoces es como si todos los canales de comunicación se abrieran, como si las almas conectaran con una misma longitud de onda o frecuencia. Es casi un mliagro y, en cualquier caso, un acontecimiento prodigioso. Bien es cierto que ello da mucho material para el romanticimo y la ensoñación amorosa. Yo mismo he escrito una novela de amor y reencarnación en esa dirección, titulada «En busca del amor mágico». Es tambien la búsqueda del complementario, una búsqueda idealizada, a veces no exenta de cierta carga neurótica, por romántica que resulte. Es la búsqueda de la complementariedad del animus-anima. El caso es que la búsqueda del eterno femenino (o para las mujeres del eterno masculino) resulta apasionante, pero también puede terminar siendo alienante.

En los muy vastos espacios cósmicos no hay un alma gemela, sino varias. Pero es gemela la que se encuentra en una circunstancia dada y se vive, experimenta y profundiza como tal. El enamoramiento insufla una vitalidad extraordinaria. Cuando pasa, si el amor era verdadero, prevalecerá, y si no se esfumará. Enamorarse es mucho más facil que amar. Hay quien se enamora muchas veces y no ama nunca. Tambien se puede estar enamorado del amor. Hay personas que al primer punto de vista nos dejan una huella indeleble y  que  cuando se van es como si nos robaran el alma. ¡Podríamos hablar tanto del amor iniciático y su mágico sendero hacia la Plenitud!i Casi es preferible callar, no mover la lengua para no profanar esa otra realidad.  El yin en busca del yang y el yang en busca del yin para ascender al Tao y fundirse en el mismo. La alquimia interior del amor, transmutando las cualidades de baja calidad (celos, afán de posesividad, exigencias o reproches) en cualidades de alta calidad (compasión, tolerancia, generosidadad, benevolencia). Por el abrazo carnal se llega al abrazo de las almas. Hay incluso quien no necesita el abrazo carnal. Está la sexualidad para procrear y la sexualidad para crear emociones que transforman y conectan con la Otra Realidad. Pero el que no sabe comerse el cebo sin apego, se traga el anzuelo envenenado.

Considero el que llamo «amor mágico» como una instrumentalización iniciática del amor y de todas sus energías.Es un amor supracotidiano y con su toque de mistérico. El amante exterior constela al amante interior. Hay quien puede prescindir del amante exterior y despertar dentro de  sí mismo a la mujer y el hombre y espiritualmente matrimoniarlos.  Me extiendo muy a fondo sobre el tema del amor mágico en mi obra «El amor mágico y la sexualidad sagrada».

¿Existe una pasión predestinada o es una elucubración novelera?. Hay una magia pasional, pero hay que saber desenvolverse con élla. La sexualidad abre un gran abanico. Desde la sexualidad sórdida, cutre, grotesca, hasta una sexualidad muy sutil, casi sublime y transtemporal. Hay coleccionistas compulsivos de contactos sexuales, vulgares amantes y grandes amadores. Y hay los en pos del «complementario» no comprenden que nadie puede resolver nuestras propias complejidades y que al final uno debe completarse a sí mismo y de sí mismo.

¡El encuentro de almas! ¡He sido tan afortunado al encontrarme en este viaje existencial con almas que tanto me han querido y aportado! Ojalá pudiera volver a encontrarlas para entregarme más incondicionalmente a ellas.

¡Los coincidentes vitales!. Hemos recibido mucho amor que tenemos que devolver. Mi madre fue mi primera alma gemela. Y con respecto a mi hermano Miguel Angel, digo que cuando él vivía éramos un alma en dos cuerpos y ahora somos dos almas en un solo cuerpo.

Caminamos por la Vía Láctea, peregrinos en busca del  Sentido, y a veces nos encontramos con almas gemelas y  que al momento las re-conocemos. Otras veces, para nuestro infortunio, nó. Pero al final, querido Javier, si hay un Alma Cósmica, todas estamos contenidas en la misma, y si no, somos como burbujas que se encuentran con otras burbujas, las amamos y nos aman, para al final desvanecerse. ¿Acaso la ola no ha fomado siempre parte del océano en el que surge y en el que luego se disuelve?.

(Texto incluído en la obra, que será publicada proximamente, de Javier León y Ramiro Calle «AMOR ES RELACION»).

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