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Almas gemelas

10562932_662271903861972_1466514703223915478_nPor Ramiro Calle.- Comparto con vosotros, queridos amigos, un capítulo del libro que Javier León y yo acabamos de publicar en la editorial Nous, titulado «AMOR ES RELACIÓN».

Son cartas cruzadas entre Javier León y yo. Javier León es editor y un magnífico y sugerente escritor, licenciado en Antropología por la Universidad Autónoma de Barcelona. He seleccionado, para compartirlo con vosotros en dos partes, el capítulo llamado ALMAS GEMELAS. El prólogo ha corrido a cargo de Joaquín Tamames, mente clara y alma noble.   Os agradecemos mucho siempre vuestros comentarios.

   Estimado Ramiro:

El plural es correcto porque están ahí y allí y en todas partes. A veces nos cruzamos con ellas y sentimos como el corazón se vuelve loco, deja de responder a los impulsos de la razón y desemboca en una espiral de atrevimiento y osadía. Otras veces nos susurran en sueños, otras se convierten en nuestras ángeles custodias, vigilando que nuestras vidas sean lo más dulces posibles si somos capaces de conectar con ellas.

Estuvimos toda la vida buscando en el singular la fórmula verdadera -«quiero encontrar mi alma gemela», soñamos-, pero con el tiempo observamos que el universo es mucho más complejo y que dispone a su antojo de tantas fórmulas como seres lo habitamos. La mónada se divide y diversifica en almas que a su vez conforman vidas y vidas múltiples.

A veces esas almas coinciden en espacios y en tiempo y ocurre la chispa, el reconocimiento, la admiración, la inclinación de nuestra vertical para conectar con su corazón amigo. Ese reconocimiento no es más que un destello de lucidez en un momento único e irrepetible.

Las almas se miran a los ojos y penetran en la tierra irracional. Se reconocen y se celebran  con amor, con enamoramiento en nuestra confusión egoica. Pero aun así sigue siendo maravilloso. Amor en su estado más puro o enamoramiento en su estado más burdo. Pero sea como sea, algo milagroso.

Con el tiempo entiendes que se flechazo es tan sólo un reconocimiento y que muchas veces nos empeñamos en arrastrar hasta la singularidad de lo concreto, de la relación estrecha, algo inabarcable.  ¿Cuándo una verdadera relación basada en el amor puro puede ser esstrecha y reducida? Nuestra miopía humana no nos deja ver esos aspectos que van más allá de lo aparente y casual. No somos capaces de interpretar los encuentros, las relaciones más allá de lo superfluo.

No podemos entender que el amor verdadero es múltiple y nace y se dispensa desde la universalidad, desde ese maravilloso entender que sabe expresar y abrazar a todo ser sin importar sus grados o condiciones. Por eso, a lo largo de una larga vida no nos topamos con nuestra alma gemela, lo hacemos más bien con esa larga lista de almas gemelas que vienen y se van si conseguimos profundizar en el sentido exacto de esa mística relación.

Por eso llega un momento en el que debemos respeto y admiración a todos esos seres que vinieron para luego irse. Porque si de algo podemos estar seguros es de que volverán. Nunca se fueron, lo podemos sentir; lo podemos casi rozar con nuestro aliento. Siempre estuvieron ahí y siempre lo estarán. Vida tras vida. Y de igual forma debemos de estar despiertos a que otros puedan entrar en nuestras vidas y oxigenar nuestro espíritu con halos de amor, de aliento y belleza.

¿Por qué entonces encapsulamos las relaciones y asfixiamos al amor en estrecheces y corsés? Dejemos que el amor fluya y se manifieste con un abrazo sincero, con una mirada respetuosa, con un beso al buey y un canto a la paloma. Dejemos que brillen nuestros ojos cuando nos reconocemos y que la dulce emoción que nos recorre en cada encuentro, en cada camino, sea puro reflejo de la corriente de vida que nos atraviesa.

No ceguemos nuestra mirada, no busquemos en los abismos de la estrechez respuestas inservibles. Dejemos que el amor se libere de nuestros preconceptos y dejemos que las almas gemelas entren en nuestras vidas para saludarnos, para interesarse por nuestros proyectos y si es menester, para compartir el plan del amor y de luz en un trozo de nuestra vida.

Esta actitud ante el amor hará que se restablezcan las condiciones para el nuevo mundo. Veremos entonces como todos los seres sintientes forman parte de esa gran familia de almas que nacen todas de un mismo flujo de vida y amor. Todas, absolutamente todas están ahí para amarnos y ser amadas. ¿Existen almas gemelas? Claro que sí, constantemente.

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