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Año Nuevo, ¿nuevo año?

Por Francisco Luis Cruz Delgado.- Muchos esperamos del Año Nuevo que nos traiga todo aquello que nos propusimos al finalizar el año 2020. Cada quien, con la mejor voluntad, habrá hecho rituales, peticiones sentidas, meditaciones…
¿Qué esperas tú? ¿Recuerdas aún lo que pediste? ¿Lo recordarás el mes que viene? ¿Qué has cambiado en ti para que eso suceda? ¿Sigues con los mismos hábitos, con los mismos pensamientos y actitudes? ¿Comenzaste a cambiar en tu interior antes de haber pedido lo que hayas pedido?

Tal vez te sientas cuestionado o cuestionada al leer todas esas preguntas, pero no son para que te sientas bajo amenaza, ni para quitarte la ilusión. Es para que renueves la esperanza de que todo lo que te propongas puedes conseguirlo, pero es posible que se te haya olvidado pedir algo muy importante: tener la consciencia para darte cuenta de lo que necesitas para lograrlo.
Este año es imprescindible el reencuentro con nosotros y nosotras. Ver todo lo que ocurre a nuestro alrededor como un escenario donde se pone de manifiesto todo lo que en nuestro interior necesita ser cambiado. Eso provoca rechazo, conflicto, miedo, juicios. Pero todo eso es algo, que si lo observamos, realmente nos pertenece. No quiere decir que lo que ocurre esté bien, pero el efecto que produce en nosotros solo es nuestro, de nadie más.

La mejor forma en que podemos encarar este año es esa: volver la mirada a nuestro interior. Es muy fácil buscar justificaciones para explicar todo lo que ocurre, siempre lo hemos hecho. Pero cuando nos proponemos ver lo que ocurre de otra manera, buscando por qué nos afecta como nos afecta, comenzamos a aprender mucho de nosotros y cuando nos conocemos, conocemos todo lo demás. Es una frase que se puede estar volviendo algo manida, por tanto repetirla, de tanto escucharla, pero no debemos caer en el error de obviarla.

Hasta ahora has vivido de una forma, ¿por qué no tratar de vivir de esa otra forma? Intentarlo de verdad, con humildad, con toda la sinceridad y autenticidad de la que seamos capaces. Reencontrarnos con la naturaleza es algo muy importante. Si no puedes ir al campo o al mar, tener una planta en casa y cuidarla te puede ayudar mucho. Si tienes una mascota, también te ayudará. Esto nos hace reconectar con una parte muy importante de nosotros y nosotras, despierta una parte de nuestra propia naturaleza y nos hace sentir en comunión con el planeta y con los demás seres vivos, de los que también formamos parte. Elevar nuestra consciencia es eso también. Ser el SER humano que verdaderamente somos y asumir el rol que nuestra condición requiere. Todo lo que nos ocurre realmente nos ocurre precisamente para eso, de ahí que sea tan importante volver la vista a nuestro interior.

Sentirse desmotivado, sin ilusión, sin esperanza, también es algo que debemos aprovechar para mirar hacia nosotros. Todo lo que se representa en el exterior puede que tenga o no un fin, pero depende de nosotros definirlo. Por lo tanto, en lugar de acusar a quien sea o lo que sea, en lugar de dejarnos vencer por la desgana, busquemos en nuestro interior.

Hay muchas cosas que parecen que no son importantes o no sirven de nada, pero te diría que pruebes a ver qué ocurre. Por supuesto que dejar de ver medios de comunicación que solo nos ponen peor, aunque no nos demos cuenta, es algo que debemos hacer. La música que entra por nuestros oídos y trae mensajes subliminales de derrota, también, aunque vengan con un disfraz con el que despierten “buenos” sentimientos. ¿Cuántas canciones románticas nos hacen fijar un montón de creencias de esclavitud, de conformismo, de desmotivación, de agresión y venganza también? Imprime una letra y léela. Te puede sorprender lo que puedes descubrir si lo miras desde un punto de vista neutral.

Otra cosa que nos puede ayudar a descubrir algunos de esos programas de creencias es algo que tenemos a nuestra disposición muy fácilmente. Pon una película, la que sea. Conecta con ella, pero sobre todo, conecta contigo. Escucha ese diálogo interno que vas teniendo con las escenas que se presentan ante ti cuando interaccionas con los personajes. No tengas miedo, es un juego. Pero un juego que te ayuda a conocerte. Puede ser más potente que una meditación. Si quieres ten un papel cerca y anota lo que aflora de ti. Es solo para ti, no tienes que mostrárselo a nadie.

Seguramente podrás comprobar cuántas contradicciones internas tienes. Tú crees que quieres algo pero piensas lo contrario. Tú crees que tienes un sentimiento sobre algo, pero lo sientes de otra manera. Tú crees que no juzgas a los demás, pero descubres que haces muchos juicios. Tú crees que una situación que viviste con alguien la viviste de una forma, pero ante una situación igual que ahora ves en la película, descubres que respondes de otra forma.

Tú crees… pero realmente, ¿eres lo que crees? Esas son las creencias que te hacen ver la realidad como la ves. La vida es también una película si te lo propones y puedes observarte cómo respondes y actúas ante ella. Todo eso es también lo que tú crees. ¿Será posible entonces cambiar nuestras creencias, las que tenemos de verdad enraizadas, para ver manifestada la realidad que de verdad queremos?

Este ejercicio puede ayudarte a escuchar tu diálogo interno cuando interactúas con tu entorno, con las personas con las que convives, ya sea esporádica o asiduamente. El ejercicio es de escucharte, ver si realmente eres coherente con lo que piensas, sientes y expresas, para comprobar cuáles son tus conflictos internos y donde tienes que poner atención, para así poder enfocarte hacia tus objetivos perfectamente alineado o alineada.

¿Apuntaste las peticiones que le hiciste al Año Nuevo? Si no lo hiciste, y aún las recuerdas, revísalas. Cuando algo de eso que pediste se acerca a ti: ¿cómo respondes ante eso? ¿Lo aceptas o buscas cualquier justificación para alejarlo de ti?
Vemos que cualquier hecho que ocurre en nuestra vida podemos verlo como una oportunidad de crecer, o lo que es lo mismo, de tomar consciencia de lo que somos. Pero se necesita una gran dosis de honestidad con nosotros y nosotras. Por eso se dice que es algo para valientes, y estoy seguro de que todos y todas lo somos, pero en algún lugar de nosotros hemos decidido dejarlo para más adelante.

Verlo todo desde la neutralidad, sin colores ni aditivos, es lo que nos permite darnos cuenta de las cosas, lo que nos permite ser conscientes. Esa neutralidad es el centro, el punto desde el cual todo lo demás sucede. Eso no quiere decir que seamos indiferentes a lo que les ocurra a los demás, sólo que es imprescindible ocupar ese lugar para verlo todo como es. Es como una colina desde la que podemos ver todo alrededor. Desde el pozo, solo vemos oscuridad y la pared. Debemos extender nuestra visión de las cosas para ver más y más cada vez. Las creencias son esa pared del pozo. Practicar el no juicio es muy reparador, pero para ello, necesitamos hacer conscientes nuestros juicios. Este es un trabajo que no acaba nunca, pero imprescindible.
Ojalá pienses en este Año Nuevo como el de la gran oportunidad de tu vida y que tus sueños se hagan realidad.

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