Por Ramiro Calle: Este es uno de los cuentos más conmovedores, inspiradores y reveladores para todo buscador espiritual serio. No es una narración más, sino una breve y con un contenido motivador extraordinario. Pues he aquí que un hombre estaba llorando desconsoladamente ante la puerta de una casa. Acertó a pasar por allí otro hombre, que al verle llorar tan sentidamente le preguntó:
– ¿Qué te ocurre, amigo? ¿Por qué estás anegado en llanto?
Y el hombre, entre sollozos, dijo:
– Es que no encuentro la llave para abrir esta puerta.
Y el otro hombre exclamó:
– ¡Al menos tú has encontrado una puerta!.
REFLEXIÓN:
La larga marcha de la autorrealización es inevitable para poder transformarse, ascender a un nivel más elevado de consciencia y darle un sentido de evolución interior a la vida. No hay atajos para llegar al cielo. Los que los prometen, falsean la realidad.
Buda decía: «Los grandes señalan la Ruta, pero uno mismo tiene que recorrerla». La Ruta se hace paso a paso; muchas veces se desfallece y hay aparentes retrocesos. Estamos tan fascinados por lo aparente y superficial, tan dominados por lo burdo, que no tenemos ojos para ver lo esencial. Buda es un término que quiere decir «despierto». Potencialmente todos somos Buda y hay una naturaleza búdica en el fondo de la mente, como una semilla que hay que atender y fecundar para que se despliegue. Pero cada uno tiene que hacer este trabajo por sí mismo y en tal sentido, volviendo a Buda, por eso dijo: «Esperadlo todo de vosotros mismos».
Están de moda los mentores que te dicen: «Ya estás despierto, no es necesario hacer nada». O mienten o están alucinados o quieren conseguir así cantidades ingentes de seguidores. El maestro es la Enseñanza. Tenemos que sentirnos muy satisfechos por haber encontrado una puerta. Al menos ya tenemos una puerta que poder abrir. Es la puerta que da acceso a la Sabiduría y a la libertad interior.
Para abrir esa puerta se requiere una llave, que son las instrucciones y métodos que debemos poner en práctica para despejar el camino hacia el conocimiento intuitivo y la visión penetrativa que va más allá de las apariencias y conecta con la Realidad. Todo lo que denominamos el trabajo interior o sobre nosotros mismos nos permitirá traspasar el umbral hacia la Sabiduría: la meditación, la investigación de sí mismo, el autoconocimiento, la purificación del discernimiento y las técnicas de autodesarrollo en general.
En esta larga marcha de la autorrealización cada paso cuenta, cada logro nos lleva al Logro. Asi el camino ya es la meta, la ladera ya es la cima. Haber encontrado la puerta ya nos da un sentido; practicar los procedimientos, que son la llave para abrirla, otro. No hay propósito más importante que hacerse consciente, porque de la lucidez nace la verdadera compasión.