Por Isabel María Campillos Perez.- Aprovecha esta tarde antes de que sea tarde.
Aprovecha lo que te quede de dia.
Finiquita toda cobardía y da paso a tu valentía.
Exprime el último minuto de cada experiencia,
Agota la última gota de tu eterna existencia.
Puedes cambiar el rumbo de tus derrumbos.
En un instante puedes pasar de ser un transeúnte ausente a hundirte en lo más profundo de tu presente.
Tu eliges a donde te diriges y si persiguen aquello que te aflige.
Tu decides cuando cantas la victoria y la gloria.
Tu determinada si perpetuas tu derrota o bailas a tu manera tu propia jota.
Porque eres tu quien manda en tu comando.
A veces un llanto a tiempo puede ahorrar un indefinido sufrimiento.
A veces tan sólo necesitas retirar esa tirita y dejar coagular tu herida para comenzar una nueva partida.
Y es entonces cuando todo comienza a tener un sentido dirigido (por tu latido).
Cuando se produce tu cicatrización puedes pasar a la acción.
Y esta acción tomará más fuerza que tu omisión (a ser feliz).
A veces recordar no es reavivar lo que ocurrió, sino aliviar esa profunda herida para tu inevitable liberación.
Deja de esconder tu sentir, es justo lo que te hace vivir.
Empieza a dejarte llevar por tu despertar.
Comienza a dejarte venir para iniciar tu super-vivir.
Y observa donde otros sólo tapan.
Y escucha lo que a otros se les escapa.
Y huele, toca y saborea hasta que te lo creas (tu sueño).
Fantasea y colorea tu vida.
Qué al menos está tarde sea aprovechada para decorar la fachada de tus anhelos,
y no las causas de tus desvelos.
Tu eres quien reinicia constantemente tus idas y tus partidas.
(Re- invéntate)