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Armonizar el pensamiento consciente con el inconsciente

Por Francisco Menchén Bellón.- Imagina que nos encontramos en el minuto cero pospandemia, momento óptimo para reconectar con la libertad, la alegría y la creatividad. Hemos vencido a la pandemia y después de tantos meses confinados, tenemos la oportunidad de aplicar todo lo que hemos aprendido de esta experiencia tan terrible, dolorosa e inusual. Es un punto de inflexión que tenemos que aprovechar para llegar a ser lo que nos distingue como seres humanos: Ser creativo. Intentaré ayudarte en este camino.

Actualmente sabemos por diversas investigaciones que, la mayoría de nuestra actividad mental es inconsciente, y solo una pequeña parte es consciente. La paradoja surge cuando esta ínfima proporción es el único conocimiento directo que tenemos de la realidad percibida. Para que la creatividad nos ilumine, necesitamos encontrar que fluya un diálogo entre los procesos mentales conscientes e inconscientes.

La principal característica de la consciencia es su naturaleza, constituye en sí misma una vivencia subjetiva, que te permite tomar decisiones, reflexionar, elegir actividades, hacer comparaciones y síntesis; asume todo lo que es racional, lógico y analítico. El proceso inconsciente se considera dinámico y actúa en paralelo, a gran velocidad y manejando una cantidad grande de datos importantes; guarda en memoria los conocimientos, aprendizajes y recuerdos, incluso aquellos que hemos olvidado.

El ser humano para ser creativo debe operar como la crisálida en su fase de transformación; somos criaturas que necesitamos la fuerza desde dentro para salir. El consciente representa el presente, el inconsciente representa el pasado. Cuando el inconsciente emerge al consciente se generan nuevas conexiones en el cerebro que afecta a la experiencia, la memoria y la voluntad. El consciente se armoniza con el inconsciente cuando actúa como si fuera una linterna, alumbrando zonas aquí y allá, pues su mayor parte es desconocida.

En el minuto cero pospandemia debemos cambiar patrones que ya existen dentro de nosotros, y descubrir otros diferentes, como suelen hacer la mayoría de los artistas plásticos, escritores, y músicos que, consideran que hay un flujo continuo entre la ficción y la no ficción, es decir, entre el consciente y el inconsciente. Sabemos que la ficción y la no ficción se confunden, se mezclan, se diluyen en el mismo proceso creativo. Vivimos en un mundo en el que solo vemos la punta del iceberg. Solo vemos lo que creemos que es posible.

El consciente interactúa con el inconsciente mediante hilos subyacentes que pueden ir cargados de amor, compasión y cooperación, pero también transportan miedo, odio y tristeza. Tú eliges. El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para qué se vive.

La interacción cooperativa entre consciente e inconsciente se da en el comportamiento de los atletas y los músicos, ambos funcionan con hábitos que han sido adquiridos por repetición. Nos nutrimos del inconsciente cognitivo con bastante regularidad a lo largo del día, sin embargo, los modelos educativos vigentes no contemplan la posibilidad de educar este campo, con el consiguiente alejamiento del equilibrio homeostático básico y sociocultural.

La información almacenada en el inconsciente, fruto de la información del pasado, hay que llevarla al presente, para la consciencia. La parte inconsciente, enclavada en los arquetipos del pasado, circula alrededor de los problemas que se generan, en la bipolaridad consciente –inconsciente; no puede haber desvinculación del uno con respecto al otro. El yo consciente, carece de un yo inconsciente coherente. Se produce con frecuencia una lucha entre el consciente y el inconsciente, entre el deber y el querer, porque el inconsciente está lleno de contradicciones que suelen ocasionar un conflicto de ideas, emociones y sensaciones.

Los alquimistas sabían que dentro de cada persona se encontraba todo momento creativo; conectaban el mundo interior más profundo con el mundo exterior; es similar a una danza, donde algo que estaba en el inconsciente, pasa a la conciencia, a la vida real. Es una liberación de lo que hay dentro, esas famosas voces interiores que son capaces de alcanzar el universo.

Mediante la relajación se puede vivir y sentir el estado vital de flujo y conectar “el yo interior” con la energía cósmica que existe en el exterior, entonces se despierta la magia de ser creativo. Es un momento precioso e inolvidable que te predispone a explorar lo desconocido, lo imposible, lo invisible y tratar de encontrar nuevas aportaciones valiosas. Es toda una epopeya interior de los afectos más íntimos, una forma de perderse, para después volver a reencontrarse. Con este tipo de práctica creas en tu mente un clima distendido, sereno y bello, donde fluye la creatividad.

A partir del minuto cero pospandemia lo que debemos hacer es cerrar nuestros ojos, respirar en profundidad, y ser capaz de concentrarnos en diferentes formas de captar la realidad, esperando que el silencio se apodere de nuestro ser interior, entonces estaremos en condiciones de visualizar imágenes, ideas y sentimientos inesperados. En esta visualización se crea en la mente un clima distendido y bello, donde te sientes feliz. Escribe o dibuja lo que has percibido, llévalo al mundo consciente y te encontrarás con muchas sorpresas que te darán nuevas pistas para explorar.

Quiero recordar la reacción de los aborígenes americanos, cuando observaron la llegada de CRISTÓBAL COLÓN a América. Este almirante descubridor navegaba con sus carabelas y los indígenas, que se encontraban en tierra, no las veían, porque no tenían ese patrón incorporado en su mente. Fue un chamán quien les explicó lo que significaban.

Hay que reconciliar lo interno con lo externo, lo imaginativo con lo real, el consciente con el inconsciente. Cuando se produce esta confluencia el mundo que percibimos fuera y el que vemos dentro, convergen. Esta convergencia de dos mundos es quizás uno de los puntos clave para ser creativos.

Es necesario recuperar el poder de la imaginación que es anterior a la lógica; la capacidad imaginativa está en continuo vaivén que va del inconsciente al consciente, mientras que el sujeto percibe como uno alimenta al otro. Mientras que pensábamos que el consciente era aquel que tomaba todas las decisiones importantes, ahora a partir del minuto cero pospandemia debemos admitir que muchos de nuestros pensamientos, sentimientos y actos están en nuestro inconsciente.

Para ser creativo hay que armonizar el consciente con el inconsciente

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