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Los masivos “residuos de la pandemia” (mascarillas, guantes) son ya una amenaza real para la protección de las especies.
Aunque los grupos ambientalistas llevan meses avisando de la preocupante situación, es ahora cuando se ha hecho viral la noticia de un pequeño pingüino, encontrado muerto, tras ingerir una mascarilla. El pingüino de Magallanes fue encontrado en la playa de Juquehy, en Brasil.
Una ONG de la zona, dedicada a la rehabilitación de especies marinas afectadas por la contaminación, le realizó una autopsia al animal. Efectivamente, las sospechas eran ciertas: en el interior de su estómago había una mascarilla negra, modelo N95. “Es un problema muy serio y tenemos políticas poco eficientes en el combate a la basura marina. Necesitamos una mejor educación de la población, además de una correcta gestión y legislación por parte del poder público” declara una reconocida bióloga.
Se han observado también diversos casos de animales enredados con las gomas elásticas de sujeción de la mascarilla.
Debemos luchar para que estos residuos, fabricados ahora de forma masiva, no acaben en el suelo de entornos urbanos ni rurales, ya que podrían convertirse, según los expertos, en una nueva tipología de “basuraleza”.
