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Home » Artículos » Búsqueda del Ser (parte 2 de 8) , Curso impartido por Ramiro Calle

Búsqueda del Ser (parte 2 de 8) , Curso impartido por Ramiro Calle

Ramiro-CallePor Ramiro Calle.- Curso sobre la Búsqueda del Ser-Encuentro en Nagual

Mariano sigue haciendo las buenas preguntas que hacía en clase ya hace 15 años, pero las va madurando, ahora las hace todavía más concretas, porque nos contaba la anécdota a Luisa y a mí que cuando llegó al Centro de Yoga las primeras clases yo decía: “preguntadme lo que queráis.”Y él pensaba: “qué prepotente es este individuo…preguntadme lo que queráis…” Entonces esto que planteas es muy interesante. Yo precisamente a veces soy un poco “acre” en mi Facebook y en las redes y en mis libros porque me declaro anti-gurú y porque trato un poco de destapar lo del mito del iluminado, que todo el mundo habla del iluminado pero nadie sabe claro lo que es un iluminado, por eso es más fácil hablar de un iluminado que de un coolieen Calcuta arrastrando su carrito. Entonces, lo que sucede es que hoy en día tenemos una necesidad compulsiva de alcanzar superiores estados de consciencia, o salir de nuestra insatisfacción, y entonces estamos dispuestos constantemente a aceptar todo aquello que nos digan sin cuestionarlo. Y por otro lado, es porque de alguna manera siempre es más fácil que otro haga el trabajo por nosotros que acometerlo nosotros mismos, y claro, estamos encantados si vamos a un gurú, le exponemos nuestra problemática y él nos dice, como me han dicho a mí muchas veces: “tú no te preocupes de todo lo que te pasa. Esa es la jaqueca del gurú.” La jaqueca del gurú, pero luego yo sigo con mi jaqueca año tras año y el gurú no me la haquitado, psicológicamente hablando. El problema es que te dicen:“tú eres el todo, tú eres el ser, no busques la iluminación porque ya estas iluminado, no trates de ser tú mismo porque justo lo que tú eres es lo que nunca has dejado de ser”, y todo eso está muy bien, pero todo eso, si no se realiza después de un largo camino de trabajo interior ¿de qué nos sirve? Se pueden volver placebos, se pueden volver analgésicos espirituales, aspirinas psicológicas pero al final no nos transforman. Es como cuando yo llegué a un Maestro muy controvertido que hubo años atrás y dije: “oye, tú vas por todos los lados diciendo que eres Dios.” Y me contestó: “y tú también, pero tú no lo sabes”, me dijo. Y tú también, pero tú no lo sabes. Y luego claro, me dijo: “ahora, yo puedo hacer que tú lo sepas.” Y luego este Maestro nos estaba hablando todo el día de que fuéramos vegetarianos pero nos dimos por la noche una vuelta por Madrid y le vimos en un italiano comiéndose una pizza de jamón, y luego este Maestro nos hablaba de desapego pero no os imagináis cómo se puso cuando uno se sentó sin querer en su silla… como si le hubieran quitado la esencia, y así sucesivamente. Entonces claro, lo que hay que entender es que el mito del Maestro realizado, si uno encuentra ese Maestro, perfecto, pero como dicen los Maestros serios, si tanta necesidad tienes de Maestro conviértete tú mismo en un Maestro. Pero lo fácil, lo fácil es indudablemente crear otra especie de holograma sobre nosotros y decir: estoy iluminado, estoy realizado, cultivar nuestro narcisismo de “yo sé, tú no sabes, y te enseño”, e ir así por el mundo, que es todo el marketing que han creado los falsos gurús, que es todo un marketing. Es aquello de esa historia de cuando en un gran auditorio un Maestro está diciendo: “no fuméis. No bebáis. No vayáis con la mujer de otro.” Y entonces se levanta uno de los asistentes y dice: “pero maestro, ¿no eras tú el que ayer iba dando tumbos por la calle porque te habíasembriagado?” Y él dice:“sí, ese era yo.” Y otro se levanta y dice: “maestro, ¿eso que llevas en el bolsillo de la camisa no es una cajetilla de tabaco?” Y él dice: “sí, así es.” Y otro se levanta y dice: “y la semana pasada te vi abrazándote en un callejón oscuro con la mujer de otro.” Y dice él: “Sí, así es.” Todos se levantan indignados y entonces dice él: “cuidado, tranquilizaos, yo predico pero no practico.” Entonces claro, eso es un poco lo que está pasando, que todo el mundo en este neovedanta te dice que todo es facilísimo, que simplemente observa, que no te perturbes, que ten constantemente la consciencia “yo soy el Ser” pero luego, cuando uno trata de llevar todo eso a la vida cotidiana la migraña sigue doliéndote en la cabeza y el dolor de muelas es evidente. Es por esto que hay que tener mucho cuidado con estos neos, y de hecho en uno de los reportajes que sacamos hace tiempo en el Facebook Álvaro Enterría, editor que lleva 30 años viviendo en la India y tiene una editorial y dos… dos librerías en Benarés y una editorial, Álvaro Enterría, y Agustín Paniker que es el editor de la editorial Kairós, desde hace 30 años, con libros de gran solvencia, los dos coincidieron en que todos estos neos son muy peligrosos, porque a la persona le dan placebos, le dan analgésicos espirituales, le dicen “tú ya estás liberado, tú ya estas realizado”, la persona se lo cree unos cuantos minutos, se cree incluso que está iluminada, pero luego cuando va a visitar a sus familiares se da cuenta que no está iluminada. Lo que dice el adagio: si te crees iluminado ven a visitar a la familia. Entonces ese es el riesgo.

A ver, más cosas. Venga, preguntas de todo tipo, dudas.

 

(Pregunta, comentario del público…)

 

Sí, pero es que claro, un ser humano tiene lo que se llama discernimiento, que a eso en el Yoga se le da una importancia enorme, hay un Yoga, que es el Jnana Yoga, que es solo para discernir, que tú sepas discernir, pero claro, si uno está en una minoría de edad espiritual o emocional lo que quieres es buscar figuras maternales o paternales que sigan absorbiendo tus carencias emocionales en lugar de decir: “yo soy mi propio maestro, soy mi propio discípulo y tengo que hacer el trabajo por mí mismo.” Pero como siempre lo que queremos es que papá o mamá trabajen por nosotros, pues no hacemos nosotros el trabajo que debemos llevar a cabo. Lo que hay es que utilizar el discernimiento. Muktananda, que le entrevisté 6 meses antes de que muriera, decía siempre: “hay que poner a prueba al maestro”, y es cierto, es que no hay por qué aceptar al maestro. Si túquieres ir a un odontólogo te informas un poco de quién es un buen odontólogo, o si quieres ir a un pediatra para tu hijo, etc., pero efectivamente,como túdices, estamos tan ansiosos de que alguien nos dé bálsamos para salir de nuestra ansiedad, nuestra insatisfacción, nuestra amargura, nuestro descontento, que entonces nos tragamos absolutamente todo, y por tragarte el cebo al final nos tragamos el anzuelo envenenado. Pero claro, ¿qué es lo que vende? Lo que vende es que al discípulo le den lo que él quiere. Si el discípulo es drogadicto buscará un Maestro que le diga: las drogas son fabulosas. Si el discípulo es un sexoadicto encontrará un Maestro que diga: lo mejor es todos los días fornicar 5 o 6 veces, y así sucesivamente, porque eso es lo que vende. Ahora, si llega un Maestro y le dice a un discípulo, y ya aprovecho para decíroslo y yo no soy un Maestro, Dios me valga… Si llega un Maestro y te dice: “la estrategia es ésta: tienes que empezar a combatir con todo tu ser para ir superando todas las carencias y todas las tendencias negativas subyacentes en tu mente que son la ofuscación, la avidez y el odio. Tienes que aprender a no expresar emociones negativas. A ser sincero contigo mismo y superar toda la red y autoengaños y la urdimbre de subterfugios que hemos ido creando. Tienes que romper tus hábitos psíquicos mecánicos. Tienes que tratar de autoobservarte para conocerte tantas horas como puedas a lo largo del día. Tienes que meditar, tienes que practicar, tienes que desarrollar la compasión, tienes que preguntarte quién eres tú con el ardiente anhelo de descubrir cuál es la máscara, las barreras y qué eres tú realmente”, etc. Cuando un Maestro te dice: “mira, estar en el trabajo 23 horas al día es flirteo, es coqueteo.No sirve de nada, hay que estar 24 horas.” Claro, cuando te dicen eso tú dices:“bueno, pero qué es esto, si yo lo que quería es que llegara y el Maestro y me quitara la oscuridad y me diera la luz…” Y eso es lo que indudablemente busca la gente de minoría de edad mental, emocional y espiritual. Pero cuando uno, poco a poco, empieza a descubrir que el trabajo tiene que hacerlo por sí mismo, cuando uno empieza a descubrir lo que dijo Buda:“tú eres tu propio refugio, ¿qué otro refugio puede haber?”, entonces uno tiene que empezar a trabajar. Y sobre todo, es que los neo-lo-que-sea te llegan y te dicen: “todo esta fenomenal, tú eres como eres, todo es magnífico”, y el verdadero Maestro llega y te dice: “solo cuando sientas un disgusto profundísimo de cómo eres cambiarás.” Claro, entonces es que una cuestión es trabajar, y eso nadie lo quiere; trabajar, y otra cuestión es que te hagan sentirte bien sin trabajar. ¿Y qué pasa? Lo que tú decías, que el que es primerizo en esta búsqueda, al principio su propio entusiasmo y sus expectativas triunfalistas y desmesuradas le hacen unos cuantos días sentirse bien, eso es el placebo, y entonces claro, oye un Maestro, luego otro Maestro, hoy un psicoanalista, luego otro psicoanalista y así va dando la gente tumbos para que le solucionen el problema en lugar de solucionarse él mismo el problema. Y en eso incurrimos todos, pero hay que reaccionar. Y luego es que es muy fácil ser un maestro iluminado. Coges a uno y todos los demás son un calco. Ya escribía“….” un libro en este sentido que se llama “El falso gurú” donde da todas las claves de quién es un falso gurú. Todos hacen lo mismo: todos te prometen un paraíso interior, todos te dicen que ellos te iluminan, que ellos hacen el trabajo por ti, todos hablan de desapego pero están apegados, todos hablan de la superación del ego pero tienen un ego rascacielos… pero ahí el discípulo es el que tiene que afinar su discernimiento.

A ver, más cuestiones. Venga, de todo lo que queráis.

 

(Pregunta, comentario del público…)

 

A ti te tengo ganado en cuanto te diga: tú eres Dios. Tú estás iluminado. Oye, ¿pero para que has venido?, no hagas esfuerzos, tú ya estás.

 

(Pregunta, comentario del público…)

 

Si, poniendo el ejemplo del campo de concentración otra vez: si todos nosotros estuviéramos ahora en un campo de concentración solo tendríamos una obsesión: ver la forma de huir del campo de concentración. Si nos metieran la cabeza y nos la sujetaran en un cubo de agua solo tendríamos una necesidad imperiosa: sacar la cabeza del cubo de agua. No quiere decir que todo dependa de nosotros, pero es indudable que la gracia no es solo exterior, porque si fuera exterior igual que viene la perderías, igual que la adquieres se iría. La gracia es también interior, la gracia está también dentro de nosotros precisamente cuando el pensamiento cesa, repito, se manifiesta la luz del Ser. Otra manera de ser, de sentir, de experimentar surge en ti. Llámale Kundalini, llámale la Gracia, llámale el Espíritu Santo, pero es algo que también surge dentro de ti. Hay que saber cuándo hacer el esfuerzo y cuando detenerse en el esfuerzo. Los esfuerzos desmesurados, entusiásticos, neuróticos no son provechosos, pero los esfuerzos mantenidos sí, porque incluso, ya que estamos en una búsqueda del Ser, la técnica llamada Vichara, la autoaveriguación, la autoindagación, esta técnica no es como la gente cree, que te repites 20.000 veces al día “quién soy yo, quién soy yo, quién soy yo” de una forma pasiva; no. El “quién soy yo” hay que realizarlo como un ardiente anhelo muy ardiente de querer saber quién está detrás de la forma, de la máscara. Yo río, yo lloro, pero ¿quién ríe? ¿Quién llora? A mí se me ocurren los pensamientos pero ¿a quién se le ocurren los pensamientos? A mí. Y¿quién soy yo? Y uno constantemente se retrotrae a ese ardiente deseo de saber quién soy yo, y así poco a poco te vas situando en el testigo, y el trabajo del testigo es un trabajo durísimo, pero durísimo. Cuando llegan los maestros iluminados y te dicen: “no, si todo basta con estar en el testigo…” Pero es que para llegar a estar en el testigo hay que hacer un trabajo imperioso. Que uno haga la prueba y que trate de estar en el testigo, en lo que es el hermano gemelo interiorizado, porque el testigo es como dos hermanos: uno va delante y es el que se ocupa de las cosas del mundo, pero el otro va detrás observando, el otro no se implica en las cosas del mundo y observa al que se implica en las cosas del mundo. Todos tenemos desarrollado el hermano gemelo exterior, pero ¿y el hermano gemelo interior? O un cuadro que tenemos en casa que me regaló una pintora, que es una analogía típica de la India: en la rama de un árbol hay dos pájaros, uno está comiéndose los frutos del frutal, del árbol, y el otro apaciblemente le está observando. Todos estamos en la codicia, en el ansia de placeres, de estímulos sensoriales, pero nadie está observando desde el testigo, luego incluso el desarrollo de lo que llamamos consciencia testigo, en términos del Yoga el Purusha, la mónada espiritual, es un esfuerzo extraordinario, y es que claro, no hay que olvidar: Buda, seis años de esfuerzos extraordinarios, RamanaMaharshi, 20 años de esfuerzos excepcionales, Shankaracharya… todos los grandes han hecho enormes esfuerzos para luego llegar a lo que luego se llama el esfuerzo sin esfuerzo. Ahora, hoy en día vas por la calle y ves el retrato de una yogui que tiene así su mano puesta y pone: “pega aquí tu mano para recibir energía”, y la gente encantada, va por la calle, ve ese retrato y pone la mano y dice: “recibo energía y me transformo”, y le llaman a eso el Sahaja Yoga. El Sahaja Yoga quiere decir el “yoga natural”, pero para llegar al Yoga natural hay que pasar muchos años por el Yoga no natural. Para cuando nosotros veíamos bailar a Nacho Duato lo hacía con una soltura extraordinaria. ¿Cuántos años hay detrás de Nureyev, de cualquier gran bailarín para llegar a esa elegancia, a esa naturalidad? Entonces claro, lo fácil es meterle a la gente las ideas de que no hay que hacer nada; lo difícil es meterles ideas de que tú, aunque confíes en esa gracia exterior, tienes también que desarrollar tu gracia interior. La gente me dice: “Ramiro, ¿cómo has conseguido escribir 250 libros?” Pues porque desde los 15 años he estado 6 horas sentado esperando que baje la inspiración. Y a lo mejor baja una hora, pero estoy 6. Si no estás nunca, pues como decía Baudelaire, para que la inspiración baje, que te encuentre trabajando.

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