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Cambiar de paradigma

Por Mª Laura Martínez Ramírez.- «Yo no creo en nada», escucho tantas veces esto, para cerrarse a una conversación que empieza a inquietar.

Sin darse cuenta de que es imposible no creer en nada, lo que si es posible es que tengamos ese mecanismo de defensa del ego, para protegerse de la indagación, de dar los primeros pasos hacia el subconsciente y empezar a desvelar la realidad.

Porque inconscientemente o no, todos nos movemos en algún paradigma de la realidad y desde la mañana a la noche tomamos decisiones  basadas en esas creencias, casi siempre, las primeras que nos dieron, porque no nos hemos tomado el tiempo para mirarlas y comprobar si no hay más, si existen otros paradigmas de como funciona la realidad que me generen más paz, más alegría y deseo de vivir …

Todavía puedo recordar la página del libro de literatura, abajo a la izquierda donde hablaban de la primera literatura, y como resaltaban en el texto las palabras; Vedas, hindúes, esas tan divertidas y difíciles de aprender Ramayana y Mahabharata, y más adelante  reencarnación. Era una palabra más, entre tantas  que había que tragar (aprender de memoria) para luego vomitar (al llegar el examen), sin que normalmente se quedara nada en la conciencia. Pero esa palabra ahí escrita y la explicación que daban de ella cambió mi paradigma del sentido de la vida, si no entonces, si más adelante, cuando la semilla en ese momento sembrada fue creciendo y madurando.

Mi mente de 12 años, siempre reflexiva, comprendió, que la religión que me habían dicho verdadera, no lo era nada más que para unos, luego, si yo hubiera nacido en otro sitio, en India por ejemplo, esa, la que tenía sus fundamentos escritos en sánscrito y no en hebreo, sería entonces mi religión verdadera, y con ello el concepto de verdad absoluta se rompió en pedazos. Una vez escuche que lo  mejor que le podía pasar a un ser humano en este mundo, es oír hablar de la reencarnación y en mi caso fue verdad.

Solo tenía una palabra, reencarnación, que deseaba incorporar, pero el paradigma de la realidad heredada de mis ancestros, no me permitía colocarla en ningún lugar. La crisis de la adolescencia no hizo más que empeorar las cosas, y mejorarlas posteriormente, porque las crisis, lo son, debido a que se está abriendo un cambio y esto fue lo que ocurrió, a partir de entonces busqué en otras religiones, filosofías, culturas… lo común, lo que me conmovía y me transportaba a una realidad más dichosa y fui cambiando de paradigma en paradigma. Hoy se que no hay que tenerle miedo a esto, no hay que aferrarse e intentar hacerle componendas a lo establecido a ver si encajas esa pieza del puzle que has encontrado, no encajará, porque no es de ese puzle, entonces lo que hay que hacer es ir a buscar el nuevo …

El que dice que no cree en nada, probablemente, se está moviendo en el paradigma de sus ancestros, la judeocristiana, en esta cultura occidental, por más que se reniegue de ella, si no es sustituida por otra, ahí está, operando desde abajo, limitando y dirigiendo nuestras decisiones.

Ya no es momento de intentar hacer cambios en vertical, de añadirle remontas al edificio, que no podrá aguantar … sino en horizontal, de cambiar de paradigma, de cambiar de casa, a una que se adapte a lo que soy y necesito.

Las crisis, te aportan un momento de libertad único, cuando a lo que te aferras en modo de creencia, se desmorona, y sientes al pánico de soltarte de tus amarres lanzándote a  un abismo de “nada”, entonces puede aparecer entre la niebla una nueva liana en forma de un desconocido concepto y con él toda una cosmovisión que cambiará tu modo de estar en el mundo.

Hoy ya no me da miedo cambiar de estructura, es más, sé que lo haré una y otra vez, porque tengo el convencimiento de que es mejor cambiar de casa, que intentar ampliar espacios dentro de ella, donde los cimientos y la misma estructura no pueden aguantar, con el peligro de que se derrumbe aplastándome, en forma de enfermedades mentales y físicas.

-¿Cuál es tu paradigma?¿Crees que estás aquí por generación espontánea? ¿Qué venimos de la nada y nos iremos igualmente hacia la nada? – entonces te moverás actuando siempre en tu propio beneficio, intentando pasarlo lo mejor posible sin importar los medios. Aquí me surge la duda de si realmente tanta gente cree en ese paradigma y por eso actúa de forma tan egoísta o si es el ego el que no le deja conectar con su verdad más profunda porque teme al cambio y utiliza todos los medios a su alcance, propiciando el embotamiento con continuas atracciones materiales para que no te pares a pensar y te atrevas después a cambiar de paradigma, de estructura, de creencia acerca de cómo está configurada la realidad, que no es solo lo que vemos con los sentidos.

A los niños el primer cuento que masivamente les encanta, es el de Los tres cerditos, lo he visto año tras año, como es abajo es arriba, y no debe ser en vano que de forma arquetípica, se utilice la analogía de las casas, para a nivel subconsciente indicarnos la importancia de crearse un paradigma sólido y fuerte, una estructura, que no se caiga con los primeros vientos, en forma de cualquier miedo egoista del ego, sino que uno sienta que ha de crearse la suya, a base de ladrillos sólidos del material de las  hondas verdades universales, que unan en el respeto a toda la humanidad.

 

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