Caminos perdidos de la tribu

Por Rosa Francés Cardona (Izha).- Cuentan las antiguas historias que la tierra era un planeta feliz habitado por dioses que tutelaban nuestra evolución, aunque llegó el día en el que como cada padre/madre se vieron en la necesidad de dar alas a sus pequeños, para que pudiésemos dejar de ser seres dependientes y llegar a ser autónomos y seguir con nuestra evolución.

Sin embargo cuando los dioses tuvieron que marchar a bordo de sus dragones de fuego, no nos dejaron abandonados.

La tribu fue educada en la forma de buscar comunicación y consejo con ellos.

Así pues cada luna llena o si era preciso antes, se reunía toda la tribu en dos círculos concéntricos, uno dentro de otro y una vez allí comenzaban a cantar el sonido de la creación “OM^*” sin cesar; al transcurso de unos minutos en el circulo interior se materializaban los dioses extracorpóreamente y comenzaba a fluir para todos las enseñanzas y las formas de comprender y  solucionar los problemas de la tribu.

Con el tiempo todos los habitantes que habían conocido a los dioses en su forma corpórea pasaron a otro plano y ya no quedó nadie, para transmitir las enseñanzas que recordasen aquellos tiempos de crecimiento y de paz; todo ello unido a la llegada de la  “civilización” y “sus religiones cuadriculadas” imponiendo su cultura y tachando de primitivos e infieles todo aquello que no cumpliese sus normas, aceleró el proceso para que olvidáramos esta y otras historias que enriquecían las tribus.

Con la colonización y el supuesto desarrollo perdimos realmente nuestra esencia, nuestra conexión con la madre naturaleza y con el Universo.

Han tenido que pasar siglos, pues quienes nos atrevíamos a transmitir las historias y/o enseñanzas de nuestras comunidades éramos perseguidos, condenados por sacrílegos e incluso quemadas por brujería, hasta que de nuevo podemos recuperar parte de la esencia perdida.

Hoy los científicos avalan el sonido que nuestros antepasados cantaban como parte de sus tradiciones como algo realmente poderoso.

Hoy podemos de nuevo reunirnos y alzar nuestros cánticos de sanación y de petición hacia el Universo sin miedo; aunque por el camino perdimos muchas enseñanzas, seguro que de nuevo regresaran a todos aquellos que estén abiertos con su corazón a recibirlas.

Es por ello que cuando el sonido de la creación de nuevo suena en la tierra, está sana y regala a quienes lo cantan sus enseñanzas.

OM es una canción eterna

OM es el silencio convertido en sonido

OM es la conexión con lo divino

OM es paz y amor

OM es sabiduría y conexión

OM es esencia vibracional

OM es creación y disolución

Rosa Francés Cardona (Izha)

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