La neurotecnología es un conjunto de herramientas que analizan e influyen sobre el sistema nervioso, especialmente sobre el cerebro.
En Chile, el Senado del país, ha presentado una nueva ley frente a sus riesgos en los humanos, como la pérdida de privacidad mental. Esta propuesta ha sido apoyada por Rafael Yusté (investigador español, catedrático en la universidad de Columbia e impulsor del proyecto “Brain”).
“No podemos cometer los errores del pasado y usar los avances de la ciencia para producir daño a los seres humanos y a nuestro planeta, como ya sucedió con la bomba atómica, la generación de plástico o los pesticidas” o “Los aspectos éticos y sociales de la tecnología, la neurotecnología y la inteligencia artificial, deberían ser discutidos en los parlamentos de todo el mundo” son algunas de las alegaciones de los miembros de la iniciativa.
La neurociencia accede a la esencia del ser humano: pensamientos, percepciones, emociones, memoria… Por tanto, es importante ser precavidos y poner ciertos límites a la tecnología; regularla, antes de que suceda como con las redes sociales y sea demasiado tarde.
El proyecto resguarda los derechos a la identidad personal, al libre albedrío y a la privacidad mental.