Entrenar un modelo de lenguaje de IA emite el CO₂ equivalente al de cinco coches a lo largo de su vida útil.
Por eso, un grupo de investigadores del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CITIC) de la Universidad de A Coruña buscan algoritmos verdes para resolver la paradoja que ha traído el uso de los supercomputadores, de datos, de la nube y de ChatGPT.
La inteligencia artificial verde se esfuerza por desarrollar soluciones que alcancen los objetivos propuestos, pero de forma sostenible para el medio ambiente, es decir, con un uso eficiente de los recursos informáticos.