Por fortuna, el ser humano es cada vez más consciente de la procedencia de las prendas que utiliza y de la variedad de opciones que existen para evitar portar las de origen animal (alrededor de 50 millones de animales son sacrificados cada año a consecuencia del comercio textil, sin contabilizar los sacrificados por otras industrias como la cosmética o la farmacéutica).
El movimiento Cruelty-free promueve el reemplazo de productos de origen animal por opciones más sostenibles. Para conseguirlo, es importante identificar cuáles son estos materiales “crueles” y qué alternativas podemos encontrar en el mercado.
El cuero, la lana, la seda, el Sherling, la piel y las plumas son materiales de procedencia animal, pero fácilmente sustituibles por materiales sintéticos como el ecocuero, la fibra y la piel sintética.
Otras telas y materiales respetuosos con los animales y el medio ambiente serían, por ejemplo, el algodón, el lino, el corcho o el acrílico.
Asociaciones de todo el mundo recalcan la importancia de apostar por un mundo más consciente y respetuoso con todos los seres vivos.