Por Mª Laura Martínez Ramírez.- Hay momentos en los que una fuerza mayor que tú voluntad, te toma, y te lleva hacia otro lado, ya sea, viaje, persona, grupos, estudios, o proyectos, etc. Puede durar días o años, en los que te sientes empujado a tomar un camino, separándote de tus compañeros de viaje, tu familia , tus amigos, para volver o no a encontrarte con ellos si es que vuelves. Porque a veces se asemejan a meandros y en otras se separa para siempre del rio para formar otro.
Son esos momentos en los que tus pensamiento habituales desaparecen y eres tomado por otros, inusuales, que parecen decididos a no dejarte en paz hasta que no vayas por ahí. -¿Los reconocéis?- Son aquellos que te “dan” por hacer un viaje a tal sitio, o vivir un tiempo en …, adoptar un perro, tener un hijo, unirte a ese proyecto. Si os fijáis, surge primero un pensamiento apenas audible, que rompe con lo habitual, al que no se le hace mucho caso por absurdo, pero que va cobrando fuerza hasta que literalmente te arrastra, el ego no puede contra tal magnitud y no tienes más remedio que unirte a él y solo de vez en cuando se escucha una tenue voz, yo no debería estar aquí, porque tenemos la sensación de estar viviendo una realidad paralele, y en algún lugar seguimos viviendo también la anterior.
En ocasiones aparecen dudas, pero por encima o por debajo, no sabría decir, hay una voz que te lleva a realizar esa acción, esa vivencia. Son momentos de someterse a esa voluntad que te guía y sientes que has de afrontar tu destino. Que en algún lugar eso estaba escrito para ti.
Siguiendo el símil de la reconquista, yo lo asemejo a esos momentos en los que uno sale de su castillo, porque aunque uno ha ido avanzando lentamente y sin resistencia, se están preparando los enemigos para una gran batalla que te puede hacer ganar de golpe un gran territorio. La vida te coloca en una situación en la que ya no hay vuelta atrás y como si fueras ese gran ejército en esa pelea, pierdes parte de tus recursos, en forma de perdidas del ego, en forma de heridas que tal vez no se curen en toda la vida y te acompañen en forma de rencores y miedos. Pero si ganamos adquirimos nevos valores, más modestia y compasión…y con ese territorio ganado cruzamos el umbral de la nueva fortaleza. Puede que volvamos a nuestro castillo anterior a por los nuestros y ya hayan hecho un recorrido a su vida y no podamos seguir juntos o tal vez están cerca en otro castillo reconquistado cerca del nuestro o incluso quieran venir con nosotros. En cualquier caso ya no volveremos a ser los mismos.
Estos son los umbrales, que también pueden parecerse a los que cruzaban los caballeros en las iglesias templarías después de una noche “oscura del alma” velando sus armas, su espada de la verdad sobre el altar, para reunir el valor de salir y romper convencionalismos, moldes, contra nosotros y contra la sociedad, hasta reconquistar una nueva verdad pasando su umbral, que nos aportará mayor valor y confianza. Con la sensación a veces, de que estas pagando un Karma, personal o social, cuando te unes a otros señores feudales en una causa común en defensa de la libertad, o contra determinados prejuicios… y en el momento que te entregas por completo y das las monedas, en el modo de esas acciones, todo desaparece, empieza a diluirse tal como empezó, primero despacio, luego con urgencia, indicándote que todo lo que tenías que hacer está hecho, es el momento de la separación de la terminación del curso, de la jubilación… Sientes el deseo de ser el personaje de siempre, vuelves a los tuyos con más sabiduría que ofrecer, así veo yo el viaje del héroe a su vuelta, con menos prejuicios y más ligeros.
Ahora durante un tiempo el aura de poder que te envuelve te hará pasar umbrales de fortalezas, que se rinden fácilmente, pero un ejercito mayor que el anterior se está preparando en la lejanía, para que pongas a prueba que existen nuevas verdades que conquistar, y otra vez más te despedirás en el umbral del tu templo o fortaleza, y saldrás a la nueva aventura llevado por esa fuerza inconmensurable que te mantiene y te guía, hasta llegar a realizar todas las acciones que te acrediten el paso por el siguiente, y los siguientes umbrales, el de la conquista de la paciencia, el de la lealtad, la voluntad, la generosidad, la modestia, la compasión…
-¿Estás preparado para la nueva aventura?