Por José Antonio Cordero.- Arrastramos formas y sentido de vivir que la verdad tienen poco sentido, como enfocar la vida con actitudes que nos hacen mucho daño.
El enfoque que se le da a las circunstancias que nos invaden, ya sean por impactos no previstos o por el ambiente que nos rodea, la actitud y formada personalidad puede aumentar o variar mucho el resultado.
Se dice mucho en momentos dolorosos, “ten paciencia”, que es casi como decirnos que ‘no hay mal que cien años dure´. La antigua interpretación de tener paciencia nos adentra mentalmente hacia una actitud de pasividad.
Paciencia viene del latín patientia, pati es sufrimiento, ten paciencia se dice `al que sufre´. Pero esa recomendación con esa interpretación nos hunde más que nos eleva.
Si el sentido lo cambiamos por “Paz Ciencia”, tendríamos una visión completamente diferencia. Paz en su sentido de calma y ciencia en su sentido de sabiduría.
Ahora bien, el fruto no aparece si antes no se ha cultivado. Calma y sabiduría no aparecen si no se han cultivado previamente. El fuego no se apaga si no hemos tenido suficiente acumulación de agua. El fuego arrasa cuando no ha habido dedicación para obtener el agua. Los problemas nos tumban cuando no hemos practicado el más bonito arte de la paciencia, el arte de tener calma y sabiduría al mismo tiempo.
Ante la adversidad hay que tener paciencia, sí, mucha, pero no la paciencia pasiva de dejar pasar el tiempo, más bien hay que tener calma para que la mente no se deje arrastrar por el problema y el cuerpo enferme. En realidad, la calma nunca es pasiva, es el estado de máxima alerta en descanso profundo. La calma nos da la entereza de no dejarnos arrastrar, de saber mantenernos establecidos en nuestro Ser, y si no hemos llegado tan adentro al menos estar con el mayor nivel de consciencia posible para que la mente no enloquezca ni se venga abajo. El estado de alerta sirve para mantener la mente sin perder el horizonte ya establecido en nuestra mente. Las buenas y saludables metas no hay que dejarlas nunca. El siguiente paso está en la sabiduría, es decir, desde la calma, con la mente abierta y con la máxima consciencia posible, sepamos el momento que debemos dar el paso y en la dirección adecuada para sacarnos de cualquier circunstancia penosa. La sabiduría es ciencia, ciencia desde la conciencia, y busca la forma de hacer salir a escena lo antes posible, porque el tiempo es oro y la pasividad es barro.
Calma y sabiduría una perfecta combinación para alcanzar cualquier meta en la vida. Lo contrario sería ansiedad y tormenta de pensamientos que nos llevarán a metas con lágrimas.
Paciencia, mucha paciencia; calma y sabiduría, mucha y en grandes cantidades para abrirnos todos los horizontes que se puedan dar.
Ningún tipo de inteligencia en la naturaleza es pasivo, la pasividad es una torpeza.
La flor que dará frutos puede entrar en esa calma cuando hay nieve o demasiado frio, pero sabrá dar el salto en el momento oportuno para que el tiempo no mate sus frutos. Esa es la sabiduría de la naturaleza, saber estar sin desintegrarse, y saber producir cuando sea el momento.
En estos momentos duros que nos presenta esta conciencia mundial que parece derrumbarse o descomponerse, la inteligente paciencia debe actuar, y si nos hemos olvidado de ella, entonces, desde este momento hay que ponerse a cultivar los valores de la paciencia, que no deben ser otros más que calma y sabiduría. Máxima calma, pero cuidado, en no entrar en la pasividad que producen cientos de métodos mentales. La calma es un estado de quietud viva, inteligente, es estar alerta en profundo descanso. Y qué es lo que sucede en ese momento, pues que la consciencia alterada por el estrés se empapa de orden, desaparece el caos, y la Inteligencia ocupa la mente, y el movimiento posterior se convierte en creatividad, así nace la sabiduría.
Buscar la sabiduría en los libros no suele tener éxito cuando la raíz humana no está labrada en ese estado de orden inteligente, donde cada movimiento tiene su propósito. El sabio siempre sorprende, y lo hace en el momento adecuado y con el conocimiento necesario para que sea entendible y entendido.
Ese es el poder que tenemos en nuestro interior, capaz de esquivar cualquier situación amarga o tormentosa. Paz y ciencia, es estar (dentro) y saber estar (fuera). Es conocerse y luego conocer aquello que quieran los sentidos. La ciencia de la conciencia y la ciencia del saber brotó de los sabios y ha sido recopilada en libros valiosos.
La evolución de la conciencia da garantías a la ciencia para que no tengas efectos colaterales.
Una sólida paciencia inmuniza. Esta vacuna funciona para inmuniza a la humanidad, y ya reiremos de estas lágrimas que brotaron de tanto miedo inculcado. La vacuna de la calma y de la sabiduría se administra de forma muy fácil con una simple técnica mental, que transforma la mente del caos al orden, de la torpeza tambaleante a la sabiduría firma del saber Estar en el saber Ser. Así es el Arte de Trascender.
Prepara el agua, el manantial de sabiduría que habita en el interior, y el fuego no arrasará. Prepararse para no sufrir duras consecuencias, preparar la cimentación profunda y reconstruiremos todo cuanto queramos.
Nada hay que temer, pero mucho por perder si seguimos jugando al despiste del autoengaño, a caminar sin rumbo. La situación es seria, pero más serio será el problema si prevalece la seriedad y no alegría, y si no hay vitalidad dentro de cada alma. La alegría viene con la calma y la vitalidad con el saber vivir.
Seamos sabios que para eso hemos nacido. No hemos nacidos para ser borregos que luego se convierten en rebeldes y pierden hasta la lana. Hay que actuar con calma y sabiduría en todas las situaciones que estén por venir y así marcamos el camino que muchos seguirán.
El mundo cambiará cuando la sabiduría ocupe su lugar, sustentada en la calma inteligente. Un mundo de paz y ciencia está a la vuelta de la esquina, que es más fácil de lo que imaginamos, pero muy difícil si hay pasividad.
Paz y ciencia, y bendita paciencia que tanta gloria nos dará