Por Ignacio Asención.- Toda violencia ejercida hacia fuera proviene de sentirme separado de los demás, de creer que mi estado emocional es causado por otros, por un lado. Por otro lado, es la violencia que en principio ejercemos contra nosotros mismos, cuando no ponemos amorosidad en lo que sentimos. Esta guerra interna es tan insoportable que inconscientemente la proyectamos en los demás, con la esperanza de conseguir algún tipo de alivio al ‘ganar’ fuera.
Con diferentes acciones en el afuera, es el mismo odio el que siente un asesino cuando mata a alguien que el odio que siente alguien que desprecia a un asesino y quiere que se pudra en la cárcel. Ambos creen que el odio que sienten está justificado. Ambos están en guerra consigo mismos. Ambos proyectan hacia fuera el propio dolor, considerando que es irresoluble en el interior. Ambos están por descubrir que el mundo es un gran espejo. Ambos están en camino de encontrar el amor dentro de sí mismos. Ambos están por comprender que la paz y la dicha provienen de reconocer el amor en cada parte de dentro y en cada parte de fuera.
Ignacio Asención