Por Cyn Perazzo.- Si la puerta delante de ti está cerrada deja de golpearla. Si no se abre, lo más probable es que detrás no haya algo para ti. Busca en otros sitios. Busca nuevas puertas hasta que encuentres una que esté abierta y ahí es donde verás la inmensa cantidad de posibilidades que tienes esperándote.
A veces nos empeñamos en tener lo que no está predestinado para nosotros. Puedes tener una puerta cerrada en el amor, puedes tener una puerta cerrada en el trabajo, puedes tener una puerta cerrada en la salud, puedes tener una puerta cerrada en el dinero o en cualquier área de tu vida.
Sería una buena idea preguntarte por qué estás tocando una y otra vez a la misma puerta si no se abre. Deja de insistir con la misma puerta siempre. Ve a buscar nuevas puertas, permítete experimentar nuevas posibilidades.
Cuando algo no está predestinado para nosotros empiezan a haber señales por doquier, pero estamos tan ciegos, tan empecinados que no queremos verlas.
Cuando las cosas se tornan realmente difíciles, tortuosas y todo el tiempo se nos ponen en contra, hay que prestar especial atención a si es normal semejante cantidad obstáculos.
Una cosa son los obstáculos propios del camino que tenemos que ir sorteando y los escalones que tenemos que ir subiendo para llegar a la cima y otra muy distinta son las puertas cerradas.
¿Qué significan las puertas cerradas?
Una puerta cerrada puede ser:
- Personas que no nos quieran en su vida
- Trabajos que no condicen con nuestros valores
- Problemas con el dinero, como situaciones de carencia porque no hacemos lo necesario para tenerlo
Entonces tenemos que diferenciar entre una puerta cerrada y un obstáculo necesario para llegar al éxito.
Por ejemplo si estás en una relación de pareja en la que no te encuentras bien, no te sientes pleno, no te sientes cómodo, no te sientes apreciado, no te sientes querido
¿Por qué seguir rogando amor a esa persona?
¿Por qué seguir regalando tu tiempo a alguien que realmente no lo aprecia ni lo valora?
¿Por qué querrías mantenerte en esa situación incómoda si no eres importante para la otra persona?
Necesitas cortar. Cerrar esa puerta e ignorarla y pasar a la siguiente, porque ten la plena seguridad de que cuando salgas a la calle hay un mundo de gente que está esperando por ti.
¿Qué te hace pensar que solamente una persona podría fijarse en ti con la cantidad de millones de seres humanos que hay en el mundo?
No tiene que ver con la ciudad en la que vives, ni con el idioma que hablas, ni con la raza a la que perteneces. Tampoco con la educación que recibiste, ni con las costumbres que llevas. No tiene que ver con nada externo a ti.
Solo tiene que ver con tu propia sensación al experimentar nuevas experiencias. Está en relación directa con lo que crees que te mereces.
Únicamente necesitas ser consciente de que eres dueño de tu vida y no puedes permitir que alguien venga a quitarte tu propio valor. No necesitas entregarle el poder de tu felicidad a nada que no seas tú mismo.
Lo que nos enseñan una pareja
La pareja es un punto en el que muchos no entendemos por qué sucede lo que sucede. Es que no nos damos cuenta que la pareja es la mejor forma de tomar conciencia de quiénes somos y cómo somos, sinceramente.
Cuando estás en pareja, tienes la mejor forma, a través de un vínculo tan íntimo, de ver tus verdaderas fortalezas y tus reales debilidades.
Una relación de pareja será necesaria en nuestra vida para reflejarnos las propias sombras.
Sólo así podrás ver cómo puedes amigarte con esa parte tuya que no te gusta tanto y trascenderla.
Eso es crecer a nivel personal, asumir y entender tus sombras, hacer conscientes esas partes de ti que están en la oscuridad y abrazar tus fortalezas. Necesitas potenciar lo mejor de ti y vivir plenamente.
Cuando algo no te hace bien, las señales son inequívocas para que cualquiera lo puede ver, aun estando cerrados mentalmente. Entonces ahí es el momento de decir:
“Bueno hasta acá llegó, lo hecho, hecho está. Y a partir de ahora voy a hacer este cambio y voy a ir modificando ciertas actitudes para mi bienestar”.
Cuando me refiero a estar bien o no estarlo, estoy hablando de situaciones en las que te sientes enfermo o nervioso y también en las que te sientes incómodo o poco valorado.
Si lloras con frecuencia, si te sientes triste muy seguido, si te sientes agobiado con demasiada asiduidad, por más que intentes ocultarlo o que no le des atención y que digas: “Bueno, es lo que me toca”. Ya lo estarás viendo distinto. Ahora es cuando realmente no te das cuenta y no le encuentras sentido pero tranquilo que lo harás, llegará el momento.
¿Qué hacemos con las críticas?
Hay veces que recibimos críticas, por ejemplo de una pareja, y no lo tomamos como una crítica sino que lo asumimos como normal.
Podría ser por ejemplo por nuestra forma de vestir y terminamos renovando el guardarropas. Pero esto nos resulta bien y es constructivo.
Entonces nos damos cuenta que la forma que teníamos de vestir no era la que nos gustaba, y sentimos que la pareja al darnos esa crítica constructiva, nos está dando el permiso tácito de decir: “Bueno, me merezco un mejor estilo, me haré un guardarropas nuevo”.
Pero otra situación muy diferente es cuando esa crítica te hace mal, esa crítica supuestamente constructiva te lastima y no te gusta.
Si por ejemplo tienes una personalidad ultrasensible y alguien te critica por ese rasgo de mala manera y te sientes culpable porque eres así de sensible, allí no existe nada constructivo.
Aquello para ti es una incomodidad, es un problema, es algo que no te gusta y que te hace sentir mal. La otra persona lo pudo haber dicho con su mejor intención, pero a ti no te llegó de esa manera.
Para ti es un dolor profundo, algo que te hace daño y eso amigo mío, es razón suficiente para no aceptarla.
¿Por qué cambiamos?
La verdad es que cada uno cambia cuando quiere cambiar, cuando es su momento, cuando lo siente necesario, cuando se siente preparado para dar el salto y empezar con algo nuevo más o menos radical.
No tiene que ver con la medida, tiene que ver con la intensidad.
Entonces si estás en una situación como esa, en la que estás buscando un cambio porque te nace, porque realmente lo sientes necesario, porque deseas reinventar tu vida para estar mejor, adelante. Es el momento y hazlo.
Pero si alguien más te está diciendo que necesitas cambiar porque te ve de tal o cual manera o porque esa persona considera sin más que tienes que cambiar, no es razón suficiente. Y es más, en mi opinión no deberías transformar nada en ese momento porque no lo estarás haciendo por las razones genuinas.
Quizás esa persona te está mostrando que sí, que es factible y podrías hacer un cambio, que hay una posibilidad de hacer las cosas de otra manera. Que probablemente no conocías y es válido.
Por lo tanto, lo tomas como algo nuevo que te gusta y esa decisión la haces propia. Ahí recién pasa a ser tu decisión.
Entonces sí, lo que decidas pasa a ser genuino y tu intención de cambio va a llegar a buen puerto. Porque realmente va a surgir de ti con convicción.
Evidentemente lo descubriste través de otra persona pero nació de tus entrañas, la otra persona te dio la idea pero tú la hiciste tuya y a partir de ahí generaste la motivación, el incentivo y el entusiasmo por hacer algo nuevo.
En cambio, si otra persona te está induciendo a que cambies porque busca su propio bienestar o por su comodidad, no lo hagas. Te arrepentirás y mucho.
Cuando no estás seguro de que ese cambio te va a hacer bien o no te sientes cómodo, olvídalo. Ya habrá tiempo y mejores condiciones.
Hay gente que cambia desde el corte de pelo hasta el lugar de residencia, modifica su peso corporal hasta su trabajo, va por la vida haciendo cambios en un montón de cosas porque otro se lo pide y la verdad es que ese tipo de transformaciones a la larga o a la corta siempre termina fracasando. Por razones tan simples como falta de sustento, porque no es basado en nada genuino ni en un deseo profundo de superación o de bienestar.
En una situación en la que cambias porque otro te lo pide, es bueno que te preguntes:
- ¿Por qué lo hago?
- ¿Por qué quiero satisfacer los deseos del otro?
- ¿Será porque me da miedo que me rechacen?
- ¿Por qué estoy tan entregado a la otra persona, o al trabajo o lugar donde vivo?
- ¿Y si no cumplo con el cambio que me están pidiendo?
- ¿Siento miedo a que no me acepten o me abandonen?
- ¿Qué sucederá con mi familia, mis amigos o el entorno si no encajo con sus requisitos?
Probablemente descubras que tienes una dependencia emocional que desconocías, pero eso es mucho más amplio y lo veremos en próximos artículos si te interesa el tema.
Por ahora, quédate con identificar por qué vuelves una y otra vez a tocar la misma puerta si esta permanece cerrada.
Deja de humillarte o mendigar atención, eres enormemente valioso como para someterte a eso. Olvida esa puerta y ve por algo mucho más grande y alineado con tus valores. Dentro de un tiempo agradecerás que la vida te haya cerrado esa puerta.
Gracias por leerme.
Cyn Perazzo
Muchas gracias por publicar mi artículo! Espero les guste y resulte útil.
Besote