Por José Miguel Fernández Napoles.- Queridos familiares y amigos, conocidos y desconocidos (mi perfil es público, cualquiera puede leer x k no tengo nada que esconder).
Según nuestra forma actual de medir el tiempo, según nuestras reglas, está a punto de terminar un año. ¿Qué es un año en la inmensidad del tiempo? No obstante lo tomo como pretexto para hablarles desde mi corazón (porque la mente no sirve para comunicarnos profundamente):
Desde un plano que no conozco, algo o alguien me dice cosas, me susurra al oido palabras que antes eran inaudibles, después muy bajito y por último son un verdadero escándalo: con amor voy a resumirlas aquí para vosotros, para quien quiera leer, para quien resuene con ellas, para quien escuche con el corazón: no son mías, no buscan convencer a nadie de nada, no persiguen aplausos ni halagos y son muy respetuosas con quienes no quieran leer, con quienes no les gusten, con los que prefieran «pasar página».
Ló único que nos salva es recordar lo que de alguna forma sabemos «somos mucho más de lo que nuestros sentidos perciben» Somos Seres Divinos, Eternos y Amorosos.
Amar no es eso azucarado que sentimos por los padres, hijos, la pareja. los familiares y los amigos, no es eso solamente: amar es ser compasivo, ser paciente, ser respetuoso, hospitalario con todos. El amor no es necesidad, no es apego, no es exigencia, no es esperar lo mejor de nadie, en cambio es hacer un espacio en el corazón también para lo peor de la conducta de quienes amamos. Es percatarnos que son precisamente esos momentos en que la conducta del otro «no nos gusta» los regalos más valiosos que nos hace la vida para crecer.
Mira: te vas a equivocar en el intento de amar, vas a meter la pata, lo vas a hacer siempre de forma imperfecta, vas a herir a otros y vas a sufrir Tú, pero creeme, vale la pena. De lo único que te vas a arrepentir en el momento final de esta vida (y de todas las que has vivido y vivirás) es de no haberte atrevido a seguir amando, seguir perdonando, seguir sintiendo compasión por tus semejantes.
Lo único que te vas a llevar de esta vida es, sin ninguna duda, la capacidad de amar que desarrollaste, el valor que tuviste para darte cuenta que todos somos uno, la pericia para descubrir a tu EGO y no hacerle la guerra, porque hacerla es darle una importancia que no tiene. Te llevarás tu habilidad para saber cuales son tus prioridades en medio de las tormentas de la vida, tu ingenio para mantener a flote tu sentido del humor, la astucia de ponerte en contacto con tu divinidad y con la de todos, aún en el aparente parloteo de del sueño que vivimos.
Has que cada minuto de 2018 sea para ti solamente dos cosas: Una oportunidad para disfrutar del amor y un profundo agradecimiento a la magia que nos lo permite.
Gracias de corazón por estos minutos de encuentro AHORA de esa DIVINIDAD que somos. Feliz año nuevo 2018.