Vas por la calle pensando en cómo darle solución al entuerto en que te has metido al haberte ofrecido voluntari@ para la exposición, ante tus colegas, del proyecto en el que estás trabajando. No sabes por dónde empezar, aunque la lógica y lo que siempre te ha dicho todo el mundo es que la casa nunca se empieza por el tejado, así que cuando llegas a casa, te sientas en la mesa de tu despacho y enciendes el ordenador dispuesto a crear un esquema organizado que te dé las pautas para poder expresar con claridad las ideas de tu proyecto. Te quedas mirando la pantalla, pasan 5 minutos… ¡¡hum!!… No se te ocurre nada… 10, 15… media hora. Empiezas a desesperarte, te levantas de la silla, empiezas a pasear por la habitación a ver si las musas te visitan, pero… ¡no!, no hay manera. Te rindes a la evidencia, no sabes por dónde empezar… Empiezas a sentir un poco de angustia, te bloqueas cada vez más y te da la sensación de que el tiempo corre más deprisa y que cada segundo y minuto que pasa, es un segundo y un minuto de menos que tienes para plantearte una estrategia de exposición y te preguntas… ¿Para qué me presentaría voluntari@?
Parece que vas a tirar la toalla y ante la opción bochornosa de ser el hazmerreir de tus jefes y colegas, decides empezar a navegar por la red. Entras en webs que nada tienen que ver con tu proyecto, te “entretienes” con temas triviales que, si lo pensaras fríamente, te harían sentir peor de lo que ya estás, pensando que estás perdiendo el tiempo y de repente, en ese devenir de una web a otra, surge la chispa, la mágica forma de ver cómo enfocar tu exposición y que nada se corresponde con los formalismos y las estructuras organizadas.
Decides empezar la casa por el tejado. Y es que en ocasiones tus zombis cerebrales se apoderan de tu mente, tus automatismos, rutinas y tu cotidianeidad intenta llevarte siempre por el camino recto cuando hay muchas rutas, igualmente de divertidas y creativas, para resolver tu situación.
No siempre es cuestión de centrarnos en el hecho a resolver sino de centrarnos en la forma de cómo resolverlo, salir de nuestra área de confort para entrar en el mundo de la creatividad, la innovación y la imaginación. De las respuestas, digamos esperpénticas o disparatadas, pero que analizadas con detenimiento y resolución positiva y optimista pueden darnos una visión totalmente diferente de nuestro entorno.
La gran mayoría de las ocasiones no son conocimientos lo que requiere una situación sino actitud para resolverla satisfactoriamente y en esa actitud cual hermanos, primos y parientes cercanos, optimismo, positividad, buen humor, afabilidad y unas cuantas características a favor son las claves para salir bienaventurado de un hecho, en un principio, poco halagüeño.
Pensar de manera consciente, automática, tradicional, estructurada y organizada, nos da siempre el mismo resultado. Ya lo decía Einstein, “si haces siempre lo mismo, obtendrás los mismos resultados”.
“Pensar desde estímulos”, asociación libre de ideas puede darnos un resultado diferente e incluso disparatado, pero una vez llegado a este punto, vuelve nuestro ser consciente y racional a ordenar nuestras ideas para darle sentido a nuestra realidad.
Es por ello que en ocasiones, 2 y 2 no son siempre 4.
Victoria Manero