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Educar es sembrar

6e67af2ea45c22f10c81b5eac25ef726-1Por Adela Pla.- Pintar como los pintores del renacimiento,me llevó unos años, pintar como los niños me llevó toda la vida (Pablo Picasso).

El 25 de Octubre del 2015, hace 135 años, nace Pablo Picasso, pintor, dibujante y escultor español, uno de los pintores y artistas más geniales del Siglo XX.

Y nada mas cierto, que un niño es tan sabio y tan rico en sabiduría, que si fuésemos conscientes de ello, tomaríamos medidas mas sutiles y delicadas en el momento de acercarnos a su alma.

No perder la esencia del niño que fuimos cuando somos adultos, es una de las cosas mas complicadas a la que nos enfrentamos en nuestro caminar contante en esta vida. Aprender a ser adulto, alguien maduro, responsable, serio y «de fiar», como la sociedad exige y tenemos la creencia que debe ser, sin perder esa chispa de ilusión, alegría, entusiasmo y esperanza, es una de la tareas mas complicadas que se nos presenta en nuestro caminar diario.

Los adultos, tendemos a matar la espontaneidad de nuestros hijos, alumnos, pupilos, nietos y sobrinos y la sustituimos por la racionalidad.

No estoy hablando del niño interior que todos poseemos, ni el adulto y el padre que lo acompañan en la filosofía transaccional, no, estoy hablando de algo mas fácil y en un plano mas cotidiano, estoy hablando de mantener la esencia de esa criatura que nace con instinto animal e intuición humana… que camina cuando es su momento justo y oportuno de maduración, no cuando los manuales sobre bebes nos dicen y que habla cuando cree necesario comunicarse, mas bien por necesidad que por comodidad y que lo hará cuando esa necesidad apriete su sed y dirá «agua».

Muchas veces me pregunto porque llamamos educar a domesticar…..Nos hemos acostumbrado a seguir unas pautas y unos «tempos» iguales para todos los infantes y los programamos desde muy pequeños para que los cumplan, nos obedezcan, sigan los patrones establecidos, estudien, saquen buenas notas, consigan trabajo y tengan eso que llamamos en la sociedad occidental éxito, que significa en muchos casos ganar dinero para tener cosas, mas que el vecino del cuarto si es posible y mejores que el cuñado de mi hermana, que es …….casi, casi, casi……un Jeque Árabe a la Europea…..

Bien, bromas aparte….educar es mucho mas difícil, mas comprometedor y requiere mas responsabilidad que dejar un hijo en manos de este mundo que estamos construyendo a base de ladrillo y cemento.

Educar es sembrar la semilla de la libertad del Ser y enseñarles a mantenerla y defendedla a capa y espada. Educar es enseñarles nuestras herramientas, las que hemos ido adquiriendo en el camino del vivir para ser mejores personas cada día, para superar los obstáculos que la vida nos propone y que nosotros disponemos a modo de aprendizaje o de drama, y usar las que ellos mismos traen al nacer y que nosotros no hemos domesticado ni ninguneado ni tan siquiera alterado.

Educar es sembrar amor, a través del que nosotros les transmitimos y que ellos traducirán en amor a si mismos, como protagonistas de la historia, amor a los demás, como una parte importante de ellos mismos y como unidad al fin y al cabo,  y amor a la vida como medio de transporte mágico y contexto insuperable e inimitable.

Educar es sembrar consciencia social y ética humana, es formar en responsabilidad hacia con uno mismo y los demás y con valores, de los que se accionan  y llevan a la movilización del pensar y del sentir.

Educar es transmitir longanimidad, generosidad y amplitud de ideas y de conducta, para crear apoyo en nuestros hijos, nuestros pupilos o alumnos, nuestros equipos de trabajo, nuestros amigos y nuestras familias, es el alma de estos valores en acción, los que activan las emociones, los sentimientos, los hábitos, las conductas y las actitudes.

Educar es insistir y no desistir en el empeño, esforzarse y persistir en la contienda y resistir a las inclemencias que la vida nos regala y aceptamos con mas desagrado que agrado pero que hemos de superar como pruebas de crecimiento y como parte de esta educación, porque, muchas veces, son mas importantes estos esfuerzos que el propio fin.

Educar es enseñar que el coste de la vida es una menudencia si o comparamos con todo lo que nos regala y que cualquier crisis por pequeña que sea nos da el criterio necesario para superar esa misma y las siguientes, y que nos invita a despegarnos de arrastres que cuelgan de nuestro cuello o nuestra consciencia, por costumbre o porque no les damos permiso a soltarse,

Educar es aprender el que enseña y el enseñado, que si creemos y creamos nuestro mañana, lo conseguiremos y al contrario, que si creemos que no podemos no llegaremos a alcanzar los anhelos que nos planteamos, y que el enemigo, el que no nos permite lograr alcanzarlos es parte de nosotros mismos, surge de esa alteración y falta de aceptación del verdadero Ser que cohabita con nosotros, el ser domesticado.

Educar es entender que todos somos seres singulares y que la diferencia entre unos y otros, justamente es lo que nos une y el respeta a esta particular excepcionalidad es lo que nos retorna a nuestro origen, el Ser no domado.

Educar en resumidas cuentas, es sembrar humanidad para que crezcan buenas personas, buenos ciudadanos y buenos profesionales.

Marguerite Yourcenar, escribe un texto maravilloso sobre la educación de los niños. Es extraordinario, por sencillo y por lo fácilmente entendedor, dice asi:

“He reflexionado con frecuencia acerca de lo que podría ser la educación del niño. Pienso que se necesitarían estudios básicos, muy simples, en los que el niño aprendiera que vive, en el seno del universo, sobre un planeta cuyos recursos deberá cuidar más tarde, que depende del aire, del agua, de todos los seres vivientes, y que el menor error o la menor violencia, pueden destruirlo todo. Aprendería que los hombres se han matado entre sí en guerras que sólo han producido otras guerras, y que cada país acomoda su historia, falsamente, para halagar su orgullo. Se le enseñaría lo suficiente del pasado para que se sienta ligado a los hombres que lo han precedido, para que los admire cuando lo merezcan, sin hacer de ellos unos ídolos, como tampoco del presente o de un hipotético porvenir. Se intentaría familiarizarlo, a la vez con los libros y las cosas; sabría el nombre de las plantas, conocería a los animales, sin hacer esas odiosas bisisecciones impuestas a los niños y a los adolescentes con el pretexto del estudio de la biología; aprendería a dar los primeros auxilios a los heridos; su educación sexual comprendería su presencia en un parto, su educación mental la vista de enfermos graves y de muertos. Se le darían también simples nociones de moral, sin las cuales la vida en sociedad es imposible, instrucción que las escuelas elementales y medias ya no se atreven a dar (…). En materia de religión, no se le impondría ninguna práctica o ningún dogma, pero se le diría algo respecto de todas las grandes religiones del mundo, sobre todo de las de su país, para despertar su respeto y destruir por adelantado ciertos prejuicios odiosos. Se le enseñaría a amar el trabajo cuando el trabajo es útil, y a no dejarse engañar por la impostura publicitaria, comenzando por la que le pondera golosinas más o menos adulteradas, que le preparan futuras caries y diabetes. Hay ciertamente un medio de hablar a los niños de cosas en verdad importantes, y más pronto de lo que se hace.”

Hoy me ha parecido un fabuloso día para hacer un homenaje a los niños y en contraposición a nuestros mayores, a los que nos educaron a nosotros cuando eramos niños, y pusieron en acción estos valores tan sumamente imprescindibles.

Adela Pla

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