Desde la década de los 80, los gatos han sido sometidos al maltrato y la crueldad de los laboratorios en Estados Unidos. De hecho, una investigación ha revelado que, desde 1982, se han utilizado felinos para infectarlos con diversas enfermedades como la toxoplasmosis, luego se han sacrificado y, sus cuerpos, se han usado para hacer comida para otros animales y así investigar la transmisión de la enfermedad mediante los alimentos.
Lo cierto, es que esta no es una suerte que compartan solo los felinos, si no también otros muchos animales en las múltiples industrias farmacéuticas, cosméticas, tabacaleras… Aún así, los gatos se han creído siempre aptos para estos experimentos debido a ser considerados un vehículo conductor de diversos parásitos y enfermedades en las calles.
Afortunadamente, y, tras casi dos años de comunicados y peticiones para frenar estas prácticas, la presión ha dado finalmente resultados: Estados Unidos cancela y prohíbe toda experimentación con gatos y de forma permanente. A su vez, el país se compromete a prestar especial atención a que esta nueva ley sea respetada y cumplida por todos, llegando a tener muy graves consecuencias de no hacerlo.