Por Krishna Camargo.- El amor es un concepto que forma parte de nuestra vida, se define como un sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno, por lo tanto es una energía que provoca que vivas en armonía.
Uno aprende a amar cuando es amado, la familia y las amistades al recién nacido le dan afecto y amor, sin ello el bebe no podría sobrevivir, de esta forma las palabras, el contacto y la protección hacen que crezca lleno de energía vital, si de joven percibe este sentimiento lo comienza a proyectar a su familia, amigos y con todo lo que le rodea.
Sin embargo, conforme crecemos vamos creando un concepto sobre el amor más ligado al de pareja, las imágenes y escritos que nos rodean lo plantean como el romanticismo que debe envolver a todos los seres humanos y olvidamos la naturaleza de esta palabra, el cómo podemos aplicarla en cada aspecto de nuestra vida sin limitación.
Existe un modelo del amor muy arraigado que nos plantea el encuentro de este sentimiento con un flechazo explosivo que durará toda la vida, lo vemos desde la infancia en los programas y películas infantiles, en la adolescencia y la edad adulta no es tan diferente ya que si analizamos las películas, las novelas escritas y series de televisión siempre las historias nos muestran que así debe de comportarse el amor, lleno de fantasía y magia.
Y no es que esto sea malo, pero debemos de ser más consientes del proceso de este sentimiento. Los filósofos griegos hablaban del amor de pareja como un referente del deseo que tiene tres ingredientes mágicos, el Eros identificado con el proceso de enamoramiento, Filia viene después de ese enamoramiento y es cuando ya conocemos y queremos cuidar a la pareja y Agape que sería una tercer fase relacionada con la compasión, la ternura y la empatía, estas etapas deben de estar en la pareja, en momentos una tendrá más peso pero siempre deberá tener las tres para sobrevivir.
Para lograrlo necesitamos primero tener amor propio y debemos identificar como nos encontramos, existen a grandes rasgos dos clases de personalidades en el amor, una con poca autoestima que confía en la pareja y basa su sentimiento en ella lo cual provoca que exista dependencia y sabemos de antemano que la dependencia en ningún área de nuestra vida es positiva. La segunda es cuando existe mucha confianza en sí mismo y no en la otra persona de esta manera nunca se pueden crear proyectos en conjunto y siempre habrá malos entendidos y la lucha por tener la razón.
Por ello debemos trabajar con nuestra autoestima, las personas no somos productos somos procesos, como tal llevamos un aprendizaje el cual nos lleva a poner atención en lo que nos gusta y lo que no, en las habilidades y virtudes que tenemos así como la parte débil y por medio de este análisis podemos ir diseñando nuestra autoestima.
El amor entonces lo veremos como una forma de vida, no limitándolo al sentimiento, apreciar a las personas, el paisaje, la naturaleza, los animales, el trabajo y todas situaciones que cada día vivimos nos llevara a recordar que al dar recibimos, que si queremos ver algo necesitamos tener eso en nosotros primero y tener relación con todo el entorno en reciprocidad.
Tú eres completo, no busques una media naranja, busca una entera y si sientes que te falta algo búscalo en ti mismo, no afuera, es un trabajo de toda la vida que te dará las más grandes y duraderas satisfacciones.
Encuentra tu plenitud y cuando la encuentres, llegara otra parte igual que tú para compartir de manera equitativa la vida.
Analiza donde has puesto el significado de este sentimiento, como lo has manejado en tu vida, deja de lado el miedo y comienza a manifestar el amor en todo lo que haces, eso será el mayor regalo para quien esta a tu alrededor es este mes de amor y amistad.