Dentro del Círculo Polar Ártico, más concretamente en Siberia, se ha alcanzado una temperatura de 38 grados centígrados; 17 por encima de lo normal para el mes de junio.
Estas elevadísimas temperaturas, están contribuyendo a derretir el permafrost (capa del subsuelo terrestre que está permanentemente congelada y que sirve de soporte a muchos ecosistemas fríos). Meteorólogos de todo el mundo avisan de que, datos como estos, son cada vez más comunes en las zonas frías de nuestro planeta y que, por lo tanto, son indicadores de que el calentamiento global se está acelerando a pasos agigantados.
Tras varios estudios, se prevé que el Ártico se quede sin hielo durante el verano del año 2050, con las catastróficas consecuencias que esto conlleva: destrucción de ecosistemas, extinción de especies, aumento del nivel del Mar (comprometiendo ciudades/pueblos costeros) y disminución en la salinidad de los océanos y mares, por el deshielo de agua dulce.
Científicos advierten que, para frenar el impacto climático, debemos dejar de quemar combustibles fósiles, de inmediato. Lo llaman ya “una carrera por la supervivencia”.