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El asana meditativo

Por Ramiro Calle.- Se selecciona el asana (postura de yoga) que se va a ejecutar. Lentamente, con plena consciencia del cuerpo, realizamos la fase que consiste en ir adoptando la posición. Una vez hemos llegado al límite razonable de la postura, se efectúa la fase estática, que requiere la detención consciente del cuerpo y el pensamiento.

Se mantiene la posición uno o dos minutos, incluso más (evitando cualquier esfuerzo excesivo) y durante ese tiempo se sienten los estiramientos, los masajes, la respiración y el esquema corporal en conjunto y por partes. Se introvierte la mente. Se adapta el asana a uno mismo y no solo uno mismo al asana. Se intensifica la interiorización. No se tensa innecesariamente. Se equilibra el esfuerzo.

Mente y cuerpo se unifican: yoga. Después de mantener la fase estática, se deshace con consciencia y lentitud. Tres son las fases: ejecutar, mantener y deshacer.

A un asana, sigue otro asana, utilizando o no de por medio una fase de breve relajación. La sesión de asanas se ve complementada por la del pranayama y el savasana, o sea los ejercicios de control respiratorio y la relajación profunda.
Las combinaciones son muy numerosas, pero en el auténtico hatha-yoga todas las posturas, incluso si se hacen series o frecuencias, se detienen, a fin de trabajar en los tres planos: el físico, el psicomental y el energético.
De esa manera es asana es meditativo y se realiza una meditación a través del cuerpo. El hatha-yoga se convierte en una escalera hacia el radja-yoga o yoga mental.

Ramiro Calle

www.ramirocalle.com

 

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