El búho Nival, caracterizado por su color blanco (que le permite camuflarse en la nieve) y sus ojos dorados, era antiguamente muy común en las calles y cielos neoyorquinos.
Tras 130 años desterrados al norte o en lugares alejados del fuerte bullicio urbano, ha vuelto a avistarse uno de ellos en la “Gran Manzana”: Central Park.
Expertos medioambientales aseguran que es debido a la reciente cuarentena, pues ha despejado las calles, minimizado las emisiones de CO2 y reducido también la contaminación acústica de la ciudad.
Tras la aparición, los ciudadanos de Nueva York se hacen eco en el deseo de recuperar contacto con la biodiversidad de la zona, para crear un ambiente más balanceado y armonioso (tratando de reducir, además, los altos niveles de estrés a los que la población estadounidense se encuentra expuestos). Además, cabe destacar que, las autoridades de la ciudad, prohibirán próximamente los rascacielos de vidrio y acero, fomentando edificios bioclimáticos.