Por Olga Lucía Salcedo Correa.- El cáncer es una de las enfermedades con mayor incidencia y de hecho, con mayor prevalencia hoy en día en el mundo entero. Es cierto que han existido a través del tiempo muchos factores de diferente nivel para su presentación, tales como el medio ambiente, la genética, la edad, el consumo de alcohol, factores infecciosos, etc. Además, hoy en día se suman algunos otros, como la alimentación con productos altamente procesados, refinados, que con son desencadenantes de la inflamación y otros alterados genéticamente; los altísimos índices de contaminación del aire que respiramos, de los alimentos y el agua que consumimos; el uso permanente de la tecnología es una de las variables que se estudian en la actualidad para determinar su rol en la presentación de esta enfermedad.
Sin embargo se ha identificado y constatado, un moderno y serio promotor del cáncer que compromete el estado de salud de las personas y aun de los animales: EL ESTRÉS, el cual es el común denominador en prácticamente todos los tipos de cáncer en las personas. Con él, todos los sentimientos y emociones, tales como la tristeza, la impotencia, la frustración, la sensación de estar asfixiado por una situación determinada y que la mayoría de las veces es crónica, extendida en el tiempo y a una intensidad fuera de límite.
Las personas con cáncer, son personas que sufren aislamiento; por algún motivo han decidido apartarse, aislarse de todo y de todos, aunque curiosamente, este aislamiento no incluye, dejar o abandonar la situación que los enferma. Una característica común en todos los casos, es que la persona desde tiempo atrás dejó de realizar las actividades que más le gustaban, abandonaron el ejercicio de sus destrezas, se alejaron de sus amigos, no volvieron a frecuentar los lugares y actividades que los estimulaban y los hacían reír, disfrutar, aquellas cosas que los hacían sentir vivos. Por lo general lo hacen inconscientemente, obligados por un estado de ánimo deplorable, para ocuparse de algún problema, persona o personas crónicamente tóxicos ¡ y esa es la clave! el enfermo de cáncer a estado expuesto por largos períodos de tiempo a situaciones familiares, o laborales, lugares y circunstancias que le provocan, diaria y permanentemente un grado enorme de toxicidad emocional. Un cáncer no aparece de la noche a la mañana, ni por cualquier cosa…
También está el aspecto transgeneracional en donde podemos encontrar los secretos familiares, los miembros innombrables del clan, esos sucesos de los que nadie vuelve a hablar en la familia las historias de vergüenza y de aquellas tan dolorosas y de tristezas que no podían ser manifestadas y mucho menos vividas, con lo cual tenemos los duelos no realizados; esos hechos tan dolorosos, de los que nadie conscientemente quiere comentar, o la familia entera o el enfermo no desean ventilar; esas partidas tristes e irremediables que nunca debieron ser, aquellos seres que se marcharon para siempre y que nunca más volvieron y que el inconsciente del enfermo quisiera regresar, hallarlos en otros, traerlos de vuelta y en su corazón y en su cuerpo mantenerlos y perpetuarlos, para no permitirles partir, para no aceptar que ya no están. ¡Eso es un tumor desde el punto de vista emocional! el deseo ardiente e inconsciente del enfermo por inmortalizar la presencia de su muerto, borrar, negar la ausencia de un ser muy amado, por querer tener la situación estresante, cualquiera que sea, bajo un falso control que cada vez se extralimita más; por no aceptar que una relación ya no es, que terminó hace rato…
La manera más eficaz de de mantenerse sano emocional, mental y hasta físicamente, es soltando las ataduras del pasado, dejar ir del todo a nuestros muertos viviendo nuestro dolor, reconociéndoles, hobn dándole paso a la pena para así poder llegar a la aceptación. Es bueno deshacernos de las situaciones y personas tóxicas, señalar vehementemente a los otros mis límites, aunque nos cueste un cambio de vida radical, cuando un cáncer llega, es para decir, «ES HORA DE ENFRENTAR, SOLTAR Y CAMBIAR RADICALMENTE»
Mantener nuestros hobbies, las actividades que nos ofrecen alegría, que nos conectan con nuestros amigos, darle vida a nuestro potencial creativo, compartir nuestros sentimientos y buscar ayuda profesional, es un gran método para prevenir, no solo el cáncer, sino cualquier otro desorden de salud