Por Juan Casado.- El apego a nuestras creencias o posesiones es lo que nos encarcela en la infelicidad, pensar que solo podemos ser felices si conseguimos o poseemos algo, hace que la felicidad solo dure el instante en el que alcanzamos eso que tanto deseamos, pero nos traslada también el temor de perderlo, y esa ansiedad no nos permite ser libres para disfrutar del presente, debemos concienciarmos de que lo único valioso es el presente y no debemos perder tiempo en intentar controlar el futuro, pues nadie tiene ese poder salvo la conciencia universal a la que pertenecemos todos, cuando más conscientes de esta realidad seamos, más conciencia tendremos del ¿que soy y para que soy?.
El mundo que conocemos es dual, siempre buscamos la aprobación de los demás, la comparación, el poder, la posesión, pero si somos capaces de desapegarnos de esa dualidad, de esas limitaciones en nuestro pensamiento y fluimos en la conciencia de que en nosotros está toda respuesta, nos daremos cuenta de que formamos parte de un todo tan grande, que nada se escapa de él y de que no somos nosotros quienes controlamos nuestros sucesos inmediatos.
Con esto no quiero decir que no debemos tener deseos, claro que sí, pero no debemos permitir que esos deseos nos inquieten y nos quiten el sueño, demos tiempo a que los acontecimientos se produzcan, y sin duda si vivimos en coherencia esos deseos serán cumplidos.
Participa de la vida con ilusión y amor, no con envidia y ansiedad de poder o poseer y conseguirás fluir en armonía y coherencia. También puedes optar por elegir el camino del apego, pero tu felicidad será altamente volátil, la elección está en tu interior, en tus creencias y en tu libertad de escoger sin aceptar las limitaciones y encarcelación que estas te provocan.
Juan Casado