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El dia que conocí el amor propio

Por Lucas M. Lara.- Ciertos corazones vienen a este mismo mundo a cumplir diferentes deseos, peticiones, anhelos e, incluso, memorables sueños.

Podemos notar que algunos de ellos, vienen a vivir aquel ardiente deseo de sentir, en carne y hueso, un gran poder, desarrollar un excelente manejo del dinero y tener, a final de cuentas, un gran éxito profesional. Otros vibrantes corazones, vienen a vivir miles de aventuras en diversos lugares y con distintas personas, hacer historias que serían eternamente recordadas en su alma. Sin embargo, hay otros corazones, como en mi caso, que vienen con un gran anhelo de aprobar un examen ya traído de un tiempo impensable, donde este mismo habría sido desaprobado bastantes veces: el sentir –realmente- lo que es amarse a uno mismo.

Personalmente me costo mucho tiempo, dolores de cabeza, abandonos, e incluso optar por una enfermedad, para realmente darme cuenta lo que era el amor propio. Y lo recuerdo perfectamente: fue en una noche de verano, donde luego de varios fracasos y teñido de incertidumbre, deje de lado mi mente caótica y poco educada, y decidí escuchar un sentir claro  proveniente de mi propio corazón: “Es momento de que aprendas a valorarte”-aquella tibia y cristalina voz afirmo.

Desde ese día, tras haber pasado por un renacer, lo comprendí.

Comprendí que el amor propio era mucho más que simplemente vestirse bien, colocarse cosas bonitas y hablar con voz cálida y amable.

Amor propio, sin ir más lejos, es la aventura más hermosa que uno puede tener consigo mismo. Es un continuo sacarte de tu propia oscuridad. Verte roto miles de veces en el piso, e ir, poco a poco y con delicadeza, reuniéndote hasta poder volver a verte fuerte, poderoso, completo.

El amor propio es escucharte en todos los ámbitos y dimensiones posibles. Es calmarte, cuidarte, entibiarte. Es tratarte, sin importar tiempo o lugar, como un pequeño niño, tener la tarea eterna de ser tu propia madre y padre.

Amor propio es haberte sanado con tus propias lágrimas. Pero sobretodo y fundamental: aprender a perdonarte cada vez que necesites.

Ahora bien, la pregunta que muchos podrían llegar a hacerse: ¿De qué sirve amarse? Pues una respuesta clara seria: Si has conseguido amarte profunda y realmente, es porque ya has comprendido todo.

 

 

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