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El don de la inoportunidad

Por Martina.- Mi perro Boby y mi mente tienen un rasgo común: El don de la inoportunidad.

Normalmente, en el momento más inoportuno del día (Cuando quiero descansar, dormir, relajarme, desconectar, estar a sólas conmigo misma y sobre todo en silencio, por poner algunos ejemplos), tanto el uno como la otra, interrumpen ese momento de paz, tranquilidad y relax tan deseado, con sus demandas y ocurrencias…

En el caso de Boby, me trae la pelota para jugar o me hace alguna monería para que le de un premio o un cariño.. Y en el caso de mi mente, suele ser algo más desagradable : Me viene con pensamientos limitantes y rumiaciones repetitivas como un disco rayado, sin control y tan cansina como inútiles.

Hace un tiempo me cabreaba con los dos, y les decía con molestia : Pero no ves que quiero descansar? Qué fastidio! Ufff.. Qué día llevo.. No he descansado nada por hacerte caso! Y así.. Gastando tiempo y energía en quejarme…

Hasta que entendí que lo mismo Boby que mi mente, pueden ser educados!… Veréis.. Es cuestión de tiempo y práctica, como todo en esta vida, pero ambos necesitan saber quien es quien manda en mi vida, y esa soy yo.. Y por eso sólo a mí me corresponde ponerles los límites que yo considere oportunos y así aprendan a no asaltarme con sus demandas a media noche o cuando quiera disfrutar del dolce far niente.

Como soy muy fan del gran Emilio Carrillo, me remito a sus palabras : La mente no sirve para entender y vivir la vida, sólo sirve para programar y planificar, y lo hace en función a nuestra programación, a nuestro sistema de creencias introducido en nuestro subconsciente desde nuestra infancia a través de las normas, sociedad, familia, amistades, profesores ect.

Así que, además de resetear esa mente y así cambiar esos sistemas de creencias improductivos y obsoletos, conviene también educarla y ponerle unos límites, porque la función de la mente es proponernos ideas, pensamientos, posibilidades.. Y lo hace en base a esos sistemas de creencias, y lo hace automáticamente, al igual que el corazón bombea sangre o los pulmones se llenan de aire, es su misión, y le da igual que esos pensamientos sean oportunos o no, te los ofrece cuando menos te lo esperas, te los espeta de repente, sin más, al igual que Boby, tienen el don de la inoportunidad….

La mente piensa acerca de las cosas, pero no vive la vida..  Y Boby vive la Vida, pero no piensa acerca de las cosas…

Así que, si tomo conciencia sobre esto, dejo de cabrearme con ellos, y dejo de repetir con fastidio aquello de : Déjame en paz que quiero descansar! Y dejo de poner mi atención en eso que me molesta, porque ese malestar se hace sino más evidente, ya que : En lo que nos enfocamos, lo expandemos…

Y paso a utilizar la táctica contraria : Los atiendo amorosamente a ambos, y les marco desde la asertividad los límites que yo considero… Poco a poco voy perfeccionando el discurso para adiestrarlos con una misma frase : » A ver cariño, ya sé que no eres consciente de lo mucho que me inoportunas en éste momento con tus necesidades… Ahora voy a descansar, te prometo que luego te daré la atención y el cariño que te mereces» y… Eso mismo hago!

Cuando se me antoja la ocasión voy a buscar la pelota para jugar con Boby, y seguramente seré yo la que lo incomode a él en ése momento, demandado su atención y cariño… Pero juega, se entretiene felizmente y después le premio con una chuche para reforzarle su buena conducta… Y lo mismo cuando necesito planificar mi agenda, mi día, rutina de trabajo o quiero programar alguna actividad, recurro a esa mente pensante que empieza a ofrecerme ideas, planes, ocurrencias, pensamientos… Y es la que ha redactado y estructurado estas líneas sintiéndose útil y realizada…. Así que luego le agradeceré su esfuerzo y la premiaré con una cerveza!

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