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El infierno o el cielo están en nosotros

Por Ramiro Calle.- Jesús invita al crecimiento interior, fijaos cuando dice: «Se parece el Reino de los Cielos a la levadura que metió una mujer en medio quintal de harina, todo acabó por fermentar». Hay que fermentar, hay que cultivar, hay que desarrollar, hay que encontrar esa perla para potenciar nuestro desarrollo interior. Todas las parábolas sobre el Reino de los Cielos son hermosísimas y son muy profundas si uno sabe leerlas en lo más íntimo y en lo más abisal.

En todas las parábolas hay dos tipos de visión, dos tipos de tomar la parábola, uno lo llamaremos la observación externa, totalmente exotérica, sería una lectura superficial y otra, es la observación interna, la observación esotérica. Hay muchas parábolas que como uno no las interprete desde su máxima profundidad, resultan melifluas o ridículas o totalmente incomprensibles. Por ejemplo, cuando se lee, «Aquel al que nada tiene, eso se le quitará y al que tiene más se le dará» ¿Qué quiere decir aquí Jesús? Que si indiscutiblemente nosotros vamos desarrollando ese puntito de luz que es la consciencia, nos iremos poco a poco enriqueciendo en más conciencia; si por el contrario, la poca conciencia que tenemos la vamos perdiendo, desaparecerá.

Todos tenemos que ir desgranando, avivando, nuestro cerebro sagrado para ir debilitando ese cerebro demoniaco que es el que arrastra y acarrea todas las tendencias nocivas que Buda basaba en la avaricia, el odio y la ofuscación.

Por eso, la mejor manera de entender una parábola es: leerla, reflexionarla, impregnarnos de ella y dejar que la parábola vaya viviendo dentro de nosotros y veremos que todas ellas, sea la de la cizaña, sea la del hijo pródigo, sea la de las diez muchachas, sean todas las referentes al Reino de los Cielos, todas, son claves o instrucciones para ir despertando nuestro elemento vigílico, es decir, nuestra conciencia.

La parábola que me entusiasma, porque refunde todas, es la de los talentos: el dueño de una fina le entrega un talento a tres trabajadores que tiene. Uno, no produce nada con ese talento, otro un poco y otro produce mucho, y ahí viene esa enigmática frase que dice: «Al que nada tiene incluso eso se le quitará y al que tiene, más se le dará». Y cuando vuelve el dueño, reprende al que nada ha producido con ese talento y, en cambio, ensalza al que más ha rentabilizado. Obviamente, conociendo a Jesús, que estaba muy lejos del apego a todo lo material, está parábola no se puede interpretar desde el punto de vista económico, mercantil o materialista, hay que interpretar que el talento es la chispa de la conciencia, la kundalini, la gracia, el Espíritu Santo que reside dentro de nosotros y que si seguimos los métodos e instrucciones adecuadas, podremos ir realizándonos en el más alto nivel interior ¿Cuáles serían esos métodos? Si no hay método todo se quedaría en teoría o filosofía hueca, así que los métodos son: la oración consciente, el ayuno bien programado, el esfuerzo adecuado y, sobre todo, las técnicas meditativas y contemplativas que Jesús conocía muy bien, ya que cuando él meditaba en Galilea, por allí pasaban caravanas donde iban sabios que venían de Egipto y Oriente, vertiendo a su paso muchas enseñanzas iniciáticas.

Ramiro Calle

www.ramirocalle.com

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