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El lenguaje de la naturaleza

Por José Antonio Cordero.- En una misma parcela podemos tener veinte plantas diferentes. La tierra es la misma, con el mismo abono, la tierra enriquecida acepta a la planta y da a cada una la parte que necesita para crecer y desarrollarse en la forma adecuada.

Hay plantas que son más dulces que otras, otras que son más alcalinas, cada planta es diferente, pero todas han sido criadas en la misma parcela.

La planta es inteligente y por eso es receptiva y toma aquello que la tierra le da. El lenguaje de la naturaleza enriquece y nutre. ¿Cómo sería un tomate con sabor a naranja? No, no nos gustaría. El enriquecido tomate no gana ‘enfrentándose’ por sus derechos, ni apelando al yo quiero lo mismo que ese melón ni descalifica al mango de mangante.

La planta que entra en conflicto consigo misma no crece en la forma adecuada, enferma pronto y puede hacer enfermar a otras.

El lenguaje de la naturaleza es perfecto porque da plenitud a cada una de las plantas. La comunicación se hace bajo tierra, en silencio, nada de apariencias, todo en perfecta comunicación y alianza. ¡¡Las plantas se comunican por fuera mucho mejor de lo que hasta ahora nosotros hemos demostrado!!!

Un dato a tener en cuenta: cuando una planta ha crecido demasiado tiempo en un plantero o maceta, y ha echado demasiadas raíces viciadas, retorcidas, todas esas plantas que se trasplanten a la tierra no servirán, por mucha agua que se le ponga, no funcionarán, apenas darán fruto. Solución, borrón y cuenta nueva, nuevas semillas, nuevas plantas bien crecidas y con raíces sanas, no retorcidas, y volver a trasplantar, el resultado será un crecimiento rápido, mayor fruto y mejores nutrientes.

Cuando se lleva una vida anclada en conceptos o raíces retorcidas es muy difícil sacar frutos sanos y abundantes.

El lenguaje de la naturaleza está abierto para todas las plantas, como para todos nosotros. El lenguaje retorcido no cultiva nada bueno, y todo lo que está retorcido no tiene capacidad receptora, no capta.

Deberíamos aprender a vivir tal como la ley natural ha diseñado para nosotros el mejor estilo de vida, con la mayor plenitud.

El lenguaje más bonito es el del corazón porque habla en silencio, habla sin palabras, siente en silencio y transmite el mayor poder de la naturaleza. En la pureza del corazón se ama sin pasión, es el lenguaje puro de la libertad ya que no intenta atrapar, ni captar adeptos. La fuerza del corazón reside en su pureza, su poder de atracción es inmenso pero atrae sin pretensión, sino por su propia naturaleza. Tratar de comunicarse con el corazón desde una mente excitada es perder el tiempo, es un engaña-bobo

La Meditación Trascendental no es un tipo de meditación oratoria, ni de ruegos o preguntas continuas de quién soy yo. No utiliza ningún tipo de inteligencia emocional, ni ninguna artimaña espiritual. La mente no se cubre con la imaginación de lienzos bellos, de ideales y formas de vivir, ni se medita sobre formas de llegar a una persona o cómo sanar la sociedad. Es algo mucho más simple y más eficaz, la técnica M.T. usa el lenguaje de la naturaleza, algo incomprensible cuando se vive en un mundo superficial.

El lenguaje de la naturaleza es Inocente.

La inocencia es la vía para llegar a asentarse en el nivel de máxima comunicación con todo lo que existe. Pero si uno dice: ‘ahora me siento, cierro los ojos y voy a ser inocente’. Ahí empieza su fracaso, porque la más mínima intencionalidad es un obstáculo en el proceso de trascender, querer ser inocente no te hace inocente, la inocencia es el arte de asentarse en la conciencia pura, en el hogar del corazón.

Es muy importante aprender bien cómo zambullirse en lo más profundo de la mente.

Las afirmaciones personales tales como: soy luz y te doy luz, soy amor y te doy amor incondicional (y al siguiente año has presentado la demanda de divorcio). Yo soy abundancia y plenitud, nadie es mejor que Yo, y ahora desde el silencio de mi corazón hago esto y aquello… todas esas afirmaciones se basan en momentos emocionales y tienen tanta eficacia como decir Yo soy un rico multimillonario cuando no llegas ni al cuarto de millón.

Los deseos son semillas, pero que no germinan en la superficie mental.

Tal como hay que aprender a abrir la tierra para dejar la semilla, igualmente hay que aprender a abrir la mente para que la semilla dé frutos. Cuando se alcanza la conciencia pura el lenguaje individual habla el mismo lenguaje de la naturaleza y así es cómo se consigue todo cuanto se necesite. Así es como mejor funciona la mente.

Tal como siembres con la mente tal recogerás en la vida.

Hay que evitar aprender cosas retorcidas o inventadas por personas que no tienen ni idea de cómo funciona el lenguaje de la Sabiduría.

Aunque la mona se vista de seda mona se queda, esto aquí quiere decir también que las palabras ‘monas’ no son capaces de entonar la fuerza de la naturaleza, la diferencia radica en el nivel desde donde se emiten las palabras.

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