En una comunicación mediante vasografía, cuando tenía aproximadamente dieciocho años, me encontré cara a cara con una historia que trascendía el tiempo y el espacio. En este relato, compartiré el mensaje desgarrador que recibí del espíritu de una niña no nacida, una comunicación que dejó una profunda huella en mi corazón y me recordó la importancia de la conexión humana.
Cuando el espíritu de la niña no nacida se comunicó conmigo, me transmitió imágenes y emociones que narraban una historia de amor truncada antes de su nacimiento. Era un mensaje que estaba destinado a ser entregado a sus padres, una expresión de amor incondicional y la promesa de un vínculo eterno. Su mensaje desgarrador hablaba de un destino interrumpido y una oportunidad perdida para conocer y ser conocida.
El peso de la culpa y el perdón:
El espíritu de la niña llevaba consigo el peso de la culpa, sintiéndose responsable por no haber tenido la oportunidad de traer alegría y felicidad a la familia que esperaba con anhelo su llegada. Sin embargo, también transmitió un mensaje de perdón, instando a sus padres a liberarse de cualquier sentimiento de culpa y a encontrar la paz en su corazón.
El espíritu de la niña imploraba que no permitieran que el dolor y la pérdida consumieran a sus padres, sino que recordaran su breve existencia como un regalo precioso que tocó sus vidas de manera profunda.
Aunque el espíritu de la niña no pudo experimentar la vida terrenal, su mensaje dejó una marca indeleble en mi corazón. Fue un recordatorio conmovedor de la importancia de amar y valorar a nuestros seres queridos, incluso en los momentos más oscuros. Su mensaje desgarrador nos insta a abrazar cada momento de conexión y a construir un legado de amor eterno.
El mensaje desgarrador del espíritu de la niña no nacida es un recordatorio poderoso de la fragilidad de la vida y de la importancia de la conexión humana. Nos insta a valorar cada oportunidad de amar y ser amados, y a encontrar la sanación y el cierre necesarios para seguir adelante. Esa experiencia con la niña no nacida me ha inspirado a vivir con compasión, amor y gratitud, honrando la memoria de aquellos que nos dejaron antes de llegar a nuestros brazos, pero que siempre permanecerán en nuestros corazones.
Alfredo Alcázar