Por Juan Manuel Prat.- La evitación de la angustia es un patrón de conducta muy marcado en la sociedad actual. La angustia comprende una sensación indiferenciada de malestar cuyo estímulo detonante y metabolización es particular en cada individuo. Por ello, toda cosa, actitud o circunstancia que ayude a distanciarnos de ese malestar se puede tornar adictiva.
El cigarrillo, las drogas, el alcohol, la comida, la queja, la justificación, etc. podrían ocupar este lugar volviéndose costumbres indispensables en nuestras vidas. El nudo de la adicción se genera cuando eso que consumo me comienza a dar una habilidad social de evitación que inhibe mí capacidad de afrontamiento e integración . Por ejemplo, a través del cigarrillo evitó mi ansiedad, a través de la droga evitó mi realidad, tomo alcohol para socializar y evitar sentir vergüenza, como para evitar el aburrimiento, me quejo para evitar responsabilizarme de mis actos, me justifico para evitar asumir mis errores.
Todas estas situaciones, encubren la ilusión de poder distanciarme del dolor y de vivenciar la vulnerabilidad, el resultado es que este cometido no se cumple y es necesario reforzar la dosis.
Te invito a que revises tus hábitos detectando cual de ellos pueden estar interfiriendo en tu desarrollo personal haciéndote creer que es un recurso y además el único que tienes para sobrevivir y evolucionar.