Francisco Menchén Bellón.- Actualmente vivimos una incertidumbre abrumadora, aquello que parecía imposible está sucediendo. El coronavirus nos ha sorprendido y las respuestas a ciegas que se están dando, crean una inseguridad grande en nuestras vidas. Ante la incapacidad de predecir lo que viene, me atrevo, como plan de emergencia, recomendar la estimulación del hemisferio derecho del cerebro, ya que en los periodos de “normalidad” ha estado muy dormido, y le hemos dado muy poca prioridad para activarlo. Hay que aprovechar el tiempo de reclusión para descubrir las potencialidades innatas que tenemos en nuestro interior.
El cerebro humano consta de dos hemisferios separados por el cuerpo calloso, junto a un conglomerado de fibras nerviosas que conectan ambos hemisferios, son complementarios y posibilitan un diálogo permanente. Cuando el cerebro recibe mensajes activa ciertas neuronas que viajan de una neurona a otra y crean nuevas conexiones y redes.
RAMÓN Y CAJAL, premio Nobel de Medicina (1906), fue el descubridor de la estructura neuronal del sistema nervioso. El histólogo llamó a las neuronas “mariposas del alma”. Este genio español consiguió obtener imágenes que cambió el concepto de la neurohistología. Su descubrimiento vino a explicar los circuitos que se producen en la corteza cerebral. La arquitectura del cerebro es una gran interconexión de cables formados por axones, las fibras que se encargan de conectar las neuronas entre sí.
El proceso de creación, según los neurocientíficos, se desarrolla en nuestras autopistas cerebrales sin tener todavía una conciencia clara de su funcionamiento, sabiendo que las conexiones sinápticas de las neuronas desempeñan un papel importante y que la química de nuestro cerebro cambia, en función de los circuitos neuronales que utilicemos.
El cerebro es como una computadora que controla las funciones del organismo. Cuantas más regiones del cerebro se activen, mayor será la capacidad de procesar, sinergizar y desarrollar ideas creativas. El sistema de conexión es sorprendentemente «plástico», lo que significa que puede ser modificado según el tipo de experiencia que reciba.
Según los estudios realizados, la creatividad emerge mientras desarrollamos una actividad que nos permite entrar en un estado de flujo y reflujo, donde se realizan conexiones entre neuronas del cerebro que antes nos estaban conectadas. Estas conexiones generan nuevas ideas, nuevos sentidos y nuevas formas de entender las cosas.
El ser humano para alcanzar su plenitud necesita la colaboración de los dos hemisferios. El intercambio de información entre hemisferios es constante y ambos participan de formas conjunta en la gran mayoría de los procesos cerebrales. Es necesario equilibrar las dos mitades del cerebro: el pensamiento lógico y el flujo de las ideas imaginativas, consiguiendo un ser humano total, no sólo una parte de él. Descuidar uno de los hemisferios conduce al desequilibrio. (En este relato le dedicaremos más énfasis al hemisferio derecho).
EL HEMISFERIO CEREBRAL DERECHO Es intuitivo, imaginativo, fantasioso y soñador. Se le atribuye actividades propias del inconsciente. Está implicado en reconocer las facultades no verbales, espaciales, artísticas y musicales; procesa la información de distinta manera, usando la síntesis. Es integrador e incorpora varios tipos de información (sonidos, imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. En él se ubican la orientación espacial, la facultad para captar o expresar emociones y controlar los aspectos no verbales de la comunicación.
EL HEMISFERIO CEREBRAL IZQUIERDO, sobrevalorado en la vida ordinaria, es el denominado cerebro “lógico”, secuencial y racional, implicado en procesar la información usando el análisis; piensa de forma lineal y metódicamente. Las funciones propias son el razonamiento, el lenguaje (hablado y escrito) y la habilidad numérica. Hasta hace pocos años, los divulgadores sostenían que el hemisferio izquierdo era el más importante.
El hemisferio derecho es considerado como el hemisferio no-verbal, sintético, musical y holístico. Está altamente involucrado en los procesos artísticos, creativos e innovadores.
Las acciones que realiza el hemisferio derecho han sido subvaloradas en la cultura occidental. En la actualidad, los científicos han estimado su importancia para el desarrollo de la creatividad.
El hemisferio derecho está diseñado para pensar, recordar y aprehender en imágenes; es el gran olvidado en el contexto educativo, es capaz de concebir las situaciones de una forma integrada, sistémica y holística. Engloba diferentes tipos de información (imágenes, sonidos, olores, etc.) y los transmite como un todo.
Estimular el hemisferio derecho permite tener comportamientos espontáneos, pensar al azar y manejar más de una tarea a la vez; otras de sus competencias son la variedad, centrarse en el detalle y tener acceso a la información que circula por el subconsciente. Todo ello te ayudará a tener otra visión de la vida.
Las funciones del hemisferio derecho son comprender el significado oculto de las cosas, visualizar ideas e inventar cosas que no existen y que aparentemente no eran posible. Estas habilidades guardan una fuerte relación con la imaginación, la intuición y la creatividad. Las nuevas generaciones de alumnos deben recuperar las funciones propias del hemisferio derecho, pues vemos muchos árboles, pero rara vez percibimos el bosque.
Con la llegada de la pandemia, la incertidumbre se ha instalado en nuestras vidas, siendo necesario activar el hemisferio derecho, con el objeto de explorar en profundidad y encontrar las mejores respuestas. Ha llegado la hora de robustecer el hemisferio derecho, que está especializado en sensaciones, sentimientos y habilidades penetrantes: visuales, sonoras y no verbales, como la música, la danza y el arte; este hemisferio interpreta señales, signos, símbolos, alegorías y metáforas.
Cuando el hemisferio derecho está activado, le gusta salirse de la norma e ir más allá de lo socialmente establecido. No tiene sentido del tiempo y está totalmente centrado en el presente; aplica el pensamiento lateral, no el pensamiento lineal. Es el director creativo de nuestra vida y no le gusta la rutina y lo predecible, le atrae la aventura, la exploración y el riesgo.
La neurociencia educativa está generando un nuevo conocimiento muy valioso para las prácticas docentes. Ahora bien, los maestros, los profesores y los padres no tienen el manual de instrucciones para educar en tiempos de incertidumbre. No obstante, no podemos aferrarnos al modelo tradicional, porque sabemos, según investigaciones, que los niños más pequeños muestran gran creatividad y dominio del hemisferio derecho antes de entrar en la escuela, pero las cifras disminuyen el diez por ciento, antes de terminar el segundo curso. Se piensa que la causa es el predominio del pensamiento lógico.
La capacidad para lograr cualquier reto radica en el poder interior que, tristemente, tenemos infrautilizado, incluso desactivado por completo. Hay que restaurar el funcionamiento de nuestro GPS interior y elevarlo a su máximo rendimiento. Todos nacemos con un sistema de navegación, GPS biológico, que después necesita ajustarse para adaptarlo a cada situación específica.
En tiempos de incertidumbre es muy importante ocupar a los alumnos y alumnas a dirigir su energía en el proceso de construcción del pensamiento divergente. La creatividad fluye cuando el alumno aprende a desafiar cambios en las estructuras de las redes neuronales, bien mediante la imaginación, la intuición, la invención, o cualquier otra forma de pensamiento como puede ser la serendipia. El cerebro cambia en función del entorno que se le brinda; las imágenes están en un continuo fluir, algunas corresponden a cosas reales, en tanto que otras son asociadas, inventadas o desconocidas.
Para que fluya la creatividad se debe ejercitar, entre otras, las actividades siguientes: intuir, imaginar, innovar establecer hipótesis, hacer papiroflexia, componer poesía, escribir cuentos, expresar ideas a través del movimiento, aprender a tocar un instrumento, u otra actividad que absorba toda tu atención, tu concentración y también tu emoción. Todas ellas fortalecen el hemisferio derecho, también conocido como el “Cerebro artista”.
¡Atrévete a estimular tu hemisferio derecho!
La fortuna está al lado de quien se atreve