A pesar de la creencia de los últimos siglos y tras varios estudios e investigaciones científicas desde 2012, puede ahora confirmarse que, los animales, sí tienen consciencia.
Tomando como base el concepto de conciencia en los seres humanos (experiencia que el individuo tiene del entorno, su cuerpo y sus conocimientos), y analizando sus comportamientos y facultades cognitivas, hay acciones en animales como los mamíferos y las aves que afirman su capacidad de gestión temporal, emocional y social.
Por ejemplo, el Tayra (especie de mamífero carnívoro similar al hurón) esconde plátanos verdes en diferentes localizaciones de su hábitat y vuelve a recogerlos cuando están maduros. Otro ejemplo sería la ardilla, que se defiende ante la presencia humana construyendo escondites falsos y jugando con la confusión.
“Los animales no están <atrapados> en su presente. Poseen una memoria episódica que les permite recuerdos concretos, tienen noción de sus compañeros y también muestran signos de empatía. Los animales sufren y gozan, al igual que los humanos” alega una de las responsables de la última investigación.