Los países de la UE se despiden de una tecnología de iluminación ya incapaz de estar al paso con los requisitos de eficiencia energética establecidos por la directiva comunitaria. Tan solo será posible acabar los stocks almacenados hasta el 31 de agosto, pero no comercializar dentro de las fronteras europeas nuevas bombillas de este tipo.
Los productores y los consumidores explican que las alternativas del presente y del futuro son las lámparas LED (diodos emisores de luz) y las fluorescentes, que producen más luz con menos gasto de energía. La puesta fuera del mercado de las halógenas entra en el marco de la estrategia europea de reducción de las emisiones de CO2, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Estas medidas, que afectan a todos los estados miembros y que se han venido implemetando desde 2009, tienen como objetivo una mayor eficiencia energética. La idea es utilizar productos que exijan cada vez una menor quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) para generar electricidad en las centrales térmicas ya que son estos combustibles los mayores responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.
Además, con esta medida se pretende también reducir la necesidad de importación de combustibles fósiles fuera del espacio de la UE, ofrecer un producto más barato, así como un aumento de la seguridad de suministro.