Por José Antonio Cordero.- El olor de la flor da un valor más a su conocimiento. A través de la experiencia el conocimiento se hace más profundo. A través del conocimiento la experiencia se enriquece y se hace sólido. Son complementarios y además imprescindibles para tener felicidad y satisfacción.
Hay conocimientos objetivos que sin la experiencia subjetiva se convierten en insatisfactorios e incluso pueden ser peligrosos. Hay experiencias o conocimientos subjetivos que cuando carecen de objetividad el intelecto sufre.
La realidad es diferente según la conciencia que experimente. Diferentes experiencias dan diferentes percepciones y el conocimiento puede estar fuera de la realidad. Con las gafas rojas todo se ve en ese color, dependiendo del color por el que miramos la apreciación cambia. Convencida queda la persona de que la flor blanca es roja, porque esa es su visión y lo toma como una experiencia segura y real, pero el conocimiento de la flor es irreal.
La vida es experimentada de diferentes formas y cada una lleva el tinte que cada uno tiene en su nivel perceptivo, que ha sido creado por experiencias traumáticas, inadecuadas a la edad o por consecuencias del pasado, así el conocimiento de la vida es tan irreal como superficial.
La ciencia cuando es solamente objetiva, cuando se estudia la parte material o sus energías, al faltar la experiencia subjetiva, se traduce en tener mucha información y no conocer la esencia que solo la conciencia es capaz de comprender.
La experiencia es fundamental, es más fácil aprender cuando la práctica experimental va primero y luego llega el conocimiento. Hay conocimientos profundos que en vez de ayudar confunden, como los nutrientes o abonos que inadecuadamente reciban las plantas y que llegan a quemarla. En el instinto por crear suplementos o complementos para nuestra vida y crecer más se cometen abusos y deformaciones graves. Esa es la forma de conocer desconociendo los efectos secundarios como viene sucediendo en la agricultura, medicina, telecomunicaciones y otras tantas prácticas que buscan ciegamente el beneficio económico.
Hay conocimientos que se están aplicando y enseñando que son auténticamente laberintos del saber, son complicados y enrevesados. Si esos conocimientos son aplicados a la ciencia se convierten en peligrosos, si esos conocimientos van en la dirección espiritual la vida se convierte en un calvario. La complejidad es un mal síntoma.
La experiencia es íntima e intransferible. El conocimiento puede estar abierto a todos pero lo asimilado realmente depende del nivel subjetivo. Una misma lectura puede tener tantas interpretaciones como números de lectores, aquello que se capta depende del nivel despierto de la conciencia.
Las sociedades que viven durante siglos en costumbres, tradiciones, formas de alimentación y creencias confusas e irreales dan por hecho que la vida es así porque es una realidad antigua, y se piensa que tantos millones de personas y civilizaciones no podían haber vivido siempre en la confusión.
Tantas ciudades mal construidas, tantos años de educación para que el conocedor siga siendo el gran desconocido, todo ese incompleto e insano conocimiento crea un caparazón duro, rocoso, que hace difícil que las personas y sociedades cambien. Aquellos que despiertan algún día y se dan cuenta que esa vida llevada no tiene sentido comienzan a buscar y aquello que encuentren estará relacionado con su corazón. El merecedor tendrá regalos que la vida otorga para salir de pesadas situaciones antiguas.
Ser felices es la tendencia natural que todos tenemos desde la niñez. Unas veces la alegría está y otras muchas veces desaparece, y llega el sufrimiento. Esa descompensación es producto del desequilibrio personal, del desequilibrio entre la experiencia y el conocimiento. El intelecto lucha contra ese corazón que no comprende, y el corazón sufre cuando no le acompaña la razón del saber, de entender y de tener una visión global y profunda. El corazón es como un niño tierno, pero que debe crecer para ser fuerte, no para hacerse duro, sino para hacerse sabio. El corazón es el que mejor sabe experimentar pero debe estar acompañado por el conocimiento profundo de la vida para que se mantenga equilibrado. La fuerza de la vida llega cuando la experiencia y el conocimiento van de la mano. La fuerza invencible de la vida está en el Saber y en Ser (experiencia pura).
El hombre insatisfecho es peligroso, se aburre cuando no lucha y sufre cuando lucha. El insatisfecho vive para ganar y pierde la vida ganando. Al insatisfecho las alegrías le duran tanto como el dinero que se devalúa cada día.
El hombre satisfecho es feliz cuando llega a la experiencia de “Sat Chit Ananda”. Sat es conciencia, Chit es conocimiento y Ananda es Felicidad máxima. La conciencia alimentada con conocimiento se transforma en Ananda, la experiencia más alta de felicidad.
CITA CON LOS GRANDES
“El Conocimiento y la experiencia se complementan. Cuando el corazón está satisfecho por la experiencia de felicidad, y el intelecto está satisfecho con sus indagaciones intelectuales y dudas, la plenitud llega” – Maharishi Mahesh Yogi. 1992
“La fuente de conocimiento es la experiencia” – Einstein
“No hay duda que todo conocimiento empieza con la experiencia” -I. Kant
“Siempre parece imposible… hasta que se hace” –Nelson Mandela