Noticias Mindalia.- En esta locura de mundo, no somos conscientes de que el estrés y la rutina puede llevarnos a convertirnos en seres introvertidos y obsesionados con nuestras tareas diarias, que olvida, en algunos aspectos, vivir y sentir.
Es un hecho demostrado que el no expresar nuestras emociones, nos puede llevar a sufrir enfermedades o reacciones físicas, ya que una enfermedad en sí misma se entiende como una alteración del estado normal de nuestro organismo, o parte de él, por no poder recibir lo que necesita.
Por ejemplo, los problemas de hígado se pueden relacionar con estados de ira, enfado e incluso agresividad. El corazón y el intestino delgado se vinculan a la euforia, la histeria, excitación o nerviosismo. El estomago, bazo y páncreas se ven alterados por desequilibrios como la ansiedad, la duda o los celos, y el riñón y la vejiga por el miedo, la timidez o la desesperanza, entre otros.
Así pues, es una realidad que emociones y órganos están relacionados, y tomar cartas en el asunto cuando se manifiesta alguno de los primeros síntomas, es vital para no sufrir consecuencias en un segundo plano.
¿Qué podemos hacer para evitarlo? Los expertos en la materia recomiendan la ‘ventilación emocional’.
Esta técnica no es otra cosa que aprender a expresas nuestras emociones, compartir todo aquello que nos oprime, que no nos deja ser nosotros mismos y, que por ende, no nos deja evolucionar como persona, llegando a afectar a nuestra salud.
Como ya adelantamos, el dolor o malestar físico en muchas ocasiones es el resultado de una emoción no canalizada, y este método ayuda a suavizar esa carga emocional tanto a través del diálogo como de manera escrita.
Lo único que debemos de hacer es relajarnos y abrirnos al mundo. Coger papel y boli, y plasmar en él todo eso que no somos capaces de compartir con los demás, eso que no nos atrevemos a contar y que nos frena, eso que queríamos gritar pero que no sabemos cómo expresarlo.
Hablemos de ello, digámoslo en voz alta, escuchémoslo y démonos cuenta de que nada es tan grave para no poder compartirlo, pensemos en que es bueno para nosotros y que nos sentiremos libres, volveremos a ser nosotros mismos. Al fin y al cabo, se trata de ‘ventilar emociones’.