Por Ramiro Calle.- El trabajo sobre el cuerpo, cuando se efectúa consciente y lúcidamente, en base a unos requisitos y a unas técnicas sistemáticas, es un medio muy válido y eficiente para ir logrando el control sobre la mente. Hay una modalidad yóguica que busca el dominio de la mente a través del control sobre el cuerpo. Se trata del hatha-yoga o yoga psicofísico, que encuentra sus orígenes alrededor del siglo XIV, si no antes, y que viene avalado por un buen número de textos. Nada tiene que ver esta modalidad yóguica con los «yogas» atléticos, desprovistos de todo componente mental y psíquico, agresivos y no exentos de riesgos, pues son numerosas las personas que se provocan lesiones de consideración.
En el auténtico hatha-yoga, el cuerpo se convierte en un soporte para el entrenamiento de la atención mental y la intensificación de la consciencia. El hatha-yoga es una escalera al radja-yoga o yoga del dominio sobe lamente. Cuenta con numerosas y muy verificadas técnicas para el perfeccionamiento del cuerpo y sus funciones, el control psicosomático, la afirmación de la voluntad, la introspección y la armonización de los planos con configuran al ser humano. Es por un lado una fuente de vigor, pero también una manera de pacificar las emociones y calmar la mente. Como señala el doctor José Alvaro Calle Guglieri, su práctica «da lugar a un control del sistema nervioso autónomo y, a través de éste de otros sistemas tales como el endocrino, cardiovascular y respiratorio».
La verdadera y completa salud hay que entenderla integralmente, o sea, que la armonía y el bienestar se extiendan al cuerpo, las energías, la mente, las emociones y el carácter. Es la denominada «salud total». Somos una entidad bio-psico-social, y debemos armonizar los distintos elementos que nos constituyen. En la medida en que trabajamos conscientemente sobre el cuerpo (que es lo que propone el genuino hatha-yoga), estamos beneficiando, a través de ese trabajo consciente y minucioso, sobre la corporeidad, otras numerosas funciones. Por eso el hatha-yoga exige que la realización de los asanas o posturas se lenta y muy atenta y que dicha posición se mantenga un tiempo estáticamente, para poder así concienciar el cuerpo e introvertir la mente. Nada sea libra al azar. El hatha-yoga es experiencial. Cada practicante se convierte en su propio laboratorio viviente. Y pro el cuerpo se llega más allá del cuerpo.
Ramiro Calle