Inocencia

Por Pablo Ariel Gondolo.- Cuando llegamos a este mundo lo hacemos completamente vacíos, no tenemos pasado, ni el peso del conocimiento, de la información, de lo que esta bien y de lo que esta mal. Somos una totalidad, no estamos divididos, somos solo el presente, las cualidades que traemos son nuestro mayor tesoro, la creatividad, la inocencia, el asombro, todo nos da curiosidad, todo es nuevo, es el paraíso, el jardín del edén, todavía no hemos sido expulsados.

Los colores tienen una vivacidad, las hormigas, las lombrices, un colibrí, una mariposa captan por completo nuestra atención, y podemos estar toda una tarde observando, el mundo, nuestro mundo es ese momento y nada mas. Los arboles son nuestras casas y nuestros amigos. Los cantos de los pájaros no se nos pasan desapercibidos. El arco iris con sus colores nos lleva a un mundo de fantasía, como el que vemos en los dibujos animados, donde los duendes, las hadas y los unicornios son reales.

El universo cuando somos niños es portentoso, solo cuando somos niños lo es. Ya grandes perdemos la capacidad de asombro, la rutina nos muestra todos los días lo mismo. Ya nada nos sorprende por que sabemos todo, ya vivimos y tenemos para todo una explicación. Entonces el mundo se vuelve mas pesado, ya no fluimos. Solo vamos cargando con nosotros mismos por que no queda otra, por que la vida no se detiene a esperarte.

Sin embargo el niño interno sigue ahí, esperando que le prestemos atención, a que le demos vida nuevamente. A volver a estar en el momento presente, a disfrutar de la naturaleza, a correr libres y livianos. El niño que fuimos siempre esta esperando a que lo reencontremos, siempre esta esperando a que recuperemos nuestro mayor tesoro que es nuestra inocencia.