Por Angélica Rodríguez.- “Querido Pasado: gracias por todas las lecciones. Amado Presente: vivamos, aquí y ahora. Estimado Futuro: estoy lista”.
Miren que me ha costado sentarme a escribir esta vez. Desde hace días traigo las ideas en la cabeza pero no lograba decidirme a abrir la computadora y teclear. Será que hacer recuentos nunca me ha sido fácil. Quizá ese sea uno de mis principales fallas, el evaluar, el hacer un conciente recorrido por lo hecho: lo pendiente y lo logrado. Da miedo, o bueno, a mí me da miedo, voltear a ver y encontrarme con cosas que no me gusten o deudas pendientes o palabras sin decir, mensajes sin enviar, planes sin cumplir, disculpas postergadas, etc. Todo eso que deja uno para después y el “después” ya llegó, y de hecho ya se va.
Pero también, y eso es lo que recuerdo y me anima a detenerme un momento, y por fin voltear a mirar. Vienen todos esos momentos felices, esas bendiciones no pedidas, los regalos inmerecidos, y lo alcanzado con dedicación y esfuerzo. Y sí, seguramente hubieron muchos no, pero por cada sí, todo ha valido la pena.
Este año iniciamos el programa de radio “Encuentro, el espacio para Ser y estar en Consciencia”. Una experiencia maravillosa por sí misma, el estar de nuevo frente a un micrófono hablando de temas que me apasionan, de los que siempre aprendo y agradezco poder compartir con la gente que nos sintoniza o sigue en redes sociales, pero también ha sido el puente para cruzar caminos con gente increíble, excepcional, tanto los que forman parte de #LaTribu, producción y colaboradores, como los invitados y agregados “culturales” que han enriquecido mi vida con conocimiento y experiencias.
Ahí mismo, recordé lo feliz que me hace estar en una cabina y transmitir desde mi sentir muy personal charlas que nos lleven a reflexionar, a darnos cuenta de cómo estamos viviendo y si es la forma en que queremos hacerlo los días venideros.
El Amor, de ese bonito entre dos, llegó también hasta ahí, para quedarse en mi corazón, y para hacerme vivir una de las etapas más intensas de este 2016. No duró mucho (por fantasmas del pasado que todavía asustan y hacen de las suyas) pero sí el tiempo suficiente para reconocer lo que soy capaz de dar, de compartir, de sentir cuando uno se entrega en plenitud, con la inocencia de un niño pero la madurez de querer construir algo importante, sin condiciones, salvo la del respeto, confianza e interés mutuo.
Canté y amé con Mon Laferte en vivo, en su concierto en la Plazuela Rosales de Culiacán; grité y brinqué hasta el límite con Molotov tanto en la Semana de la Moto en mi Mazatlán como en el Festival Cultural de la UAS en la capital; recordé y me emocioné con Ricardo Montaner en un viñedo hermoso en Ensenada, BC. Lloré y bailé con el homenaje a Juan Gabriel por la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes. Y así, la música no ha dejado de hacerme vibrar.
Mi hijo mayor, creció, cumplió quince y se graduó de secundaria. He comenzado a visualizarme como “suegra” y no me desagrada la idea. Mi hijo menor de 9 años, pasó a primaria mayor pero sigue siendo mi bebé, y como bálsamo, suaviza mis días con sus bromas, sus mimos y ocurrencias.
El ejercicio me vio volver y mi cuerpo me lo ha reconocido, soltando un par de kilos y adquiriendo fuerza, condición y resistencia. La yoga y la meditación empezaron a ser parte imprescindible en mi rutina y han traído el equilibrio y la quietud que mi mente me quiere negar envolviéndome en miles de pensamientos sin descanso.
Un Curso de Milagros llegó también este año a mis manos, para quedarse no sólo en mi buró como libro de cabecera sino como guía y consuelo cuando el alma duele, el destino golpea y comienzo a creerme las ilusiones del mundo. Elegir el perdón, la paz, el amor de Dios, es la encomienda diaria. Ver en persona a Enric Corbera, escuchar sus interpretaciones de UCDM, y tener su más reciente libro autografiado, fue un milagro.
Organizamos el primer Fin de Semana Conciente en Culiacán, precisamente una semana antes del “Buen Fin” como una manera de mostrar que la felicidad no se encuentra en lo material o lo que puedas comprar a meses sin intereses sino en el autonocimiento interior y la congruencia entre lo que pienso, siento, digo y hago. ¡¡¡Gracias a todos los que participaron!!!
Varios grupos de mujeres, emprendedores y empresarios me regalaron su tiempo y atención en charlas que compartí con ellos sobre el manejo de nuestras emociones y cómo amarnos a nosotros mismos… lo que quieras aprender, lo tienes que enseñar dice mi Maestro Jodorowsky… gracias por permitirme seguir aprendiendo.
Llegué a los 40. Y septiembre me vio nacer de nuevo, luego de un retiro de meditación de una semana, en absoluto aislamiento y silencio. Encontrando en mi interior lo que muchos años busqué afuera: en personas, en logros, en cargos, en títulos, en excesos.
Mi mejor amiga, comadre, hermana por elección, también subió al cuarto piso este año, y lo hizo como las grandes. Con un festejo memorable en Puebla, donde nos reunimos después de muchos años toda su familia, amigas de la infancia y adolescencia, en un ambiente de alegría desbordante, celebración a la vida, agradecimiento profundo y un añorado reencuentro.
2016 fue testigo de mi primera charla-conferencia online frente a miles de personas de diferentes países, gracias a Mindalia.com, este portal que sigo desde año un par de años y hoy me siento profundamente agradecida con la oportunidad de publicar con ellos cada semana y de haberme brindado ese tiempito en su ciberespacio donde fui tan feliz, y espero volverlo a ser este año que viene.
Estos doce meses también me endeudé muchísimo, por intransigente, por descuidada, por irresponsable. Nunca me había sentido tan perseguida por “algo” (existen los acosadores… y los bancos) y tan avergonzada por mi imposibilidad de acción. Y públicamente prometo devolver algo de lo recibido, porque no es sólo dinero sino todo el amor, el apoyo, el acompañamiento, la guía, la protección, el abrazo, la contención… siempre estaré en deuda con ustedes… ¡Gracias papá y mamá!
Y porque “Todos tenemos derecho a los milagros” realizamos el Segundo Encuentro El Ser y la Consciencia 11.11, en el Acuario Mazatlán y ahora crecimos a los jardines del Centro de Convenciones… una vivencia sumamente aleccionadora, de crecimiento, de temple, de fortaleza, de unión, de conexión, de colaboración… Muy bendecida por haber podido compartir con mis hermanas, Isa y Joe, el seguir tocando conciencias y corazones a través de la comunicación.
Desconocidos de ayer, hoy son amigos; amigos de tiempo atrás, hoy ya no están; algunos más regresaron… volvieron a irse. Aprendiendo estoy que así es esto. Es el tren de la vida: con muchos vagones, con tiempos y estaciones, y siempre la posibilidad de bajarse o permanecer en el viaje está ahí. Y suceda lo que suceda, está bien. No podía ser de otra manera. La vida en su eterna sabiduría sabe mejor que nosotros lo que necesitamos.
Hace un año empecé a escribir esta columna, a tener este #Encuentro con todos ustedes a través de mis letras, el cual ha sido una válvula de escape para todo eso que a veces se me agolpa en el pensamiento, y se atora entre el pecho y el corazón. Gracias por decidir tener este Encuentro conmigo cada semana durante este 2016.
Quisiera cerrar diciendo que sé perfectamente lo que viene para mi 2017, pero la verdad es que no lo sé. Lo inicio, como todo lo nuevo en mi vida, con miedo pero con fe. Con un alma sonriente, un corazón agradecido y una mente abierta, dispuestos a seguir aprendiendo a vivir, de la única forma que sé: viviendo.
Bendiciones, todas, para este 2017…
Angélica Rodríguez
@angiemzt
@seryconsciencia
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