Por Isabel María Campillos Pérez.- Si crees que lo mereces, crecerás con creces.
Vive, más no sobrevivas, no importa cuantas vidas sostengas bajo ese salvavidas.
La única partida que importa es la de ida, da igual que sea fallida.
Enséñate a autoevaluarte a ti mismo, verás como el resultado es distinto.
Tu meta no es siempre la victoria completa, ya que tu único objetivo es llegar a ti mismo.
El triunfo no lo da algo externo, lo de afuera te invalida y te anula la partida.
La validación permanente se trabaja en tu mente y de frente, pero desde tu interior.
Deja de jugar tu partida para complacer a los demás.
Deja de manipular buscando la validación de fuera e interpretando un personaje que NO te corresponde.
Atrévete a autoevaluarte. Aprende a mirarte y a ser justo contigo y con los demás. Pero, sobre todo, no te olvides de ser honesto, no cargues tu cesto de falsa humildad.
Ni se te ocurra rellenarlo con mentiras tan piadosas como espinosas, porque este cesto es PARA TI.
Involúcrate contigo y juega tu única partida: lucha por la eterna batalla de tu vida, porque ésta será tan eterna como tú quieras…
Y no lo digo por las metas ni las metralletas, esas que usas en tu «sacrificio» diario.
NO creo que haya que sacrificar tu vida para obtener «algo» a lo que llamas «meta».
Adentrate en ti y exprime tu jugo. NO pienses en la meta completa.
Llena tu maleta en cada escalón con pasión, motivación y mucha acción. Puedes vaciarla en cada estación dejando fuera la culpa, el rencor, y el dolor.
SÉ LO QUE ERES HOY
Te aseguro que no te acordarás ni siquiera de cada paso dado.
En ese momento tan adecuado como delicado, será cuando hayas completado la partida de tu vida.
Juega hoy, vive siempre.